domingo, 19 de abril de 2020

El nombre del mundo es bosque (1972). Ursula K. LeGuin

Con la presente entrada comienzo mi recorrido por las novelas que he seleccionado para ilustrar la relevancia de las escritoras en la literatura de ciencia-ficción. Siguiendo como es costumbre un orden cronológico, voy a empezar por una de las novelas más conocidas de Ursula K. LeGuin, "El nombre del mundo el bosque". LeGuin fue una de las primeras escritoras en adquirir relevancia dentro del género hace más de medio siglo, y la primera en cosechar los más importantes premios del género (de hecho, la obra que nos ocupa hoy se alzó con el Premio Hugo a la mejor novela corta). Por eso es de justicia comenzar con ella este recorrido. Y si bien en mi opinión la presenta novela no llega al nivel de su obra maestra ("La mano izquierda de la oscuridad", 1969), sí que se trata de una novela recomendable, centrada en las especulaciones anti-utópicas y ecológicas tan características de su autora, acompañadas en esta ocasión de un nivel de violencia mayor de lo esperado.

Adscrita como la mayoría de sus obras al Ekumen (una federación galáctica de mundos habitados por seres humanos), LeGuin plantea en sólo ocho capítulos el enfrentamiento entre los athstianos, los nativos del planeta Nueva Tahiti, y los humanos que los explotan como esclavos para exportar la madera de sus bosques. Un enfrentamiento que permite ya desde su excelente primer capítulo explorar las dos principales vertientes de la novela: la anti-utópica, a causa del impacto que causan los colonos humanos en la sociedad athsiana, y la ecológica, por la devastación que irremisiblemente acarrea la tala masiva. En especial debo destacar que la autora fue pionera en tratar dentro del género la cuestión ecológica, tan vigente medio siglo después en nuestra sociedad.

A pesar de que predominan las descripciones sobre los diálogos, la novela fluya con naturalidad, acompañada a menudo por jugosas reflexiones sociológicas y psicológicas. Conforme avanza la lectura descubriremos que esa componente distópica encierra en realidad una dura crítica a las colonizaciones que tantas veces se han repetido en nuestra historia. Una crítica con la que podremos estar más o menos de acuerdo, pero que tal cual la presenta LeGuin creo que queda excesivamente simplificada, poco más que una obvia separación entre "los buenos" (los nativos, por cierto una sociedad matriarcal) y "los malos" (los colonos humanos, como podrán ustedes adivinar unos machistas que asolan una sociedad athstiana excesivamente idílica en origen).

Un punto fuerte de la novela es que cuenta la historia desde los dos puntos de vista, el humanoide y el humano, a partir de sus dos principales protagonistas, el athstiano Selver y el Capitán Davidson. Personajes muy bien caracterizados que aportan una amplia perspectiva de la situación, ayudándonos así a entender mejor el conflicto (e incluso incitando en el lector el rechazo más absoluto a determinados comportamientos violentos en los que la autora parece recrearse). Eso sí, a mi modo de ver la radicalización de Davidson resulta un tanto repentina, aunque podría argumentarse que la destrucción de campamento Smith lo justifica. Por otra parte las descripciones del planeta son brillantes, los acontecimientos se suceden rápidamente y no hay espacio para el aburrimiento, pero creo que a la novela le habrían beneficiado más diálogos y menos párrafos de reflexión.

El desenlace un tanto inesperado en su séptimo capítulo constituye el último logro de esta pequeña novela, que sigue funcionando a día de hoy como llamada de atención sobre los devastadores efectos que estamos teniendo como raza sobre nuestro entorno. Pero que quizá ha perdido fuerza en su crítica al colonialismo y al femenismo entendido como enfrentamiento entre sociedades patriarcales y matriarcales.

sábado, 11 de abril de 2020

Las escritoras de ciencia-ficción

Una vez terminado el recorrido que durante los dos últimos años he realizado por muchas de las novelas ganadoras o nominadas a los Premios Nébula desde su creación hace más de medio siglo, toca proponer una nueva temática para quienes siguen este humilde blog. Y considero que ha llegado el momento de fijarme en las escritoras de ciencia-ficción, o lo que es lo mismo, en la literatura de ciencia-ficción escrita por mujeres. Considero que es el momento porque durante los últimos lustros estamos viviendo un auge sin precedentes en cuanto a la liberación de la mujer y a su reconocimiento pleno como género. Un reconocimiento por supuesto plenamente justificado, y que refleja la madurez que están alcanzando las sociedades en muchas partes del mundo (otra cosa es el denominado feminazismo, o el menosprecio que ciertos sectores quieren imponer sobre el género masculino, pero no es éste afortunadamente un blog político, así que simplemente indicar que no me voy a fijar en esas igualmente reprobables tendencias). Un reconocimiento, decía, que en el ámbito de la literatura de ciencia-ficción está sucediendo de manera análoga al resto de la sociedad. Y que está resultando claramente apreciable tanto en el volumen de novelas publicado por escritoras, que no ha parado de crecer desde que empezó el siglo, como en los galardones que están recibiendo muchas de esas novelas. Por decirlo en pocas palabras: la ciencia-ficción actual es un género literario mayoritariamente femenino.

Esta realidad contrasta con el papel que desempeñaron las escritoras durante los primeros pasos de la ciencia-ficción. Desde su surgimiento hace prácticamente un siglo hasta la década de los sesenta, escritores, editores y lectores fueron mayoritariamente masculinos. En particular la space opera fomentaba el paradigma de los hombres aventureros capaces de cualquier hazaña, y los personajes femeninos eran muy escasos y superficiales. No fue hasta la consolidación de la new wave en la segunda mitad de los sesenta cuando algunas escritoras pioneras empezaron a abirse hueco en este mundillo aparentemente inaccesible, con mención especial para la estadounidense Ursula K. LeGuin, sin duda una figura clave en esta revolución femenina dentro del género.

Durante las tres décadas siguientes comenzaron a ser cada vez más frecuentes las escritoras, y varias de ellas obtuvieron ya entonces los principales premios del género, aunque éste seguía siendo en esencia un mundo masculino. Pero con el cambio de siglo esta tendencia se aceleró, y hace ya años que la lista de nominados para los Premios Hugo o Nébula es principalmente una lista de mujeres (casi podríamos hablar de lista de "nominadas" a secas sin necesidad de recurrir al siempre fatigoso lenguaje inclusivo). Y es que a lo largo de este último medio siglo las escritoras han aportado al género una visión más íntima, una mayor exploración del mundo interior de los personajes, una serie de inquietudes que hasta entonces no se habían tratado en demasía (desde el cambio climático hasta la sexualidad o la prevalencia de uno u otro sexo). Y en muchos casos una calidad literaria de la que no andaba sobrada la literatura de ciencia-ficción durante sus primeras décadas de existencia.

Debo reconocer no obstante que por ahora ninguna de las escritoras de ciencia-ficción que he tenido oportunidad de leer ha llegado al extremo de formar parte de mi lista de escritores favoritos, con Robert Silverberg, Isaac Asimov y Fred Hoyle a la cabeza. Tal vez sea porque en algunos casos el enfoque femenino del género ha menoscabado en parte algunas de las facetas que más me atraen del género (el componente científico o las grandes dosis de acción y aventura). O tal vez simplemente porque aún no he tropezado con la escritora que conecte plenamente con mis gustos y debilidades. Pero en todo caso durante este último medio siglo son decenas las escritoras recomendables que ha albergado la ciencia-ficción, y las cuatro que ilustran la presente entrada (Ursula K. LeGuin, Lois McMaster Bujold, Connie Willis y Jo Walton) son estupendos ejemplos.

Como he hecho en ocasiones anteriores, lo que voy a hacer es proponerles una lista de escritoras con una de sus novelas de referencia, para poder ofrecer un panorama lo más amplio posible para el lector en español. Muchas de estas novelas ya han tenido su entrada independiente por una u otra razón en el blog; en esos casos simplemente adjuntaré el enlace a dicha reseña. Pero la lista me va a servir también para presentarles una serie de novelas que hasta ahora no había tenido ocasión de reseñar, y que espero que les ayuden a completar esa visión global sobre el papel de las escritoras en el género.

Sin más demora, aquí va la lista:

"El nombre del mundo es bosque" (1972) - Ursula K. LeGuin
"Viaje interminable" (1975) - Marion Zimmer Bradley
"Donde solían cantar los dulces pájaros" (1976) - Kate Wilhelm
"Serpiente del sueño" (1978) - Vonda N. McIntyre
"La reina de la nieve" (1980) - Joan D. Vinge
"La estación downbelow" (1981) - C.J. Cherry
"El cuento de la criada" (1985) - Margaret Atwood
"Ethan de Athos" (1986) - Lois McMaster Bujold
"La puerta al país de las mujeres" (1988) - Sheri S. Tepper
"El libro del día del juicio final" (1992) - Connie Willis
"Bailando en el aire" (1993) - Nancy Kress
"Río lento" (1995) - Nicola Griffith
"Restos de población" (1996) - Elizabeth Moon
"El despertar del milenio" (1999) - Jane Jensen
"Ladrona de medianoche" (2000) - Nalo Hopkinson
"Rosa cuántica" (2000) - Catherine Asaro
"Almas en guerra" (2004) - Liz Williams
"Una mujer del Pueblo de Hierro" (2005) - Eleanor Arnason
"El círculo de Farthing" (2006) - Jo Walton
"El último hombre mortal" - Syne Mitchell (2006)
"En tiempos de guerra" (2007) - Kathleen Ann Goonan
"Justicia auxiliar" (2013) - Ann Leckie
"El largo viaje a un planeta iracundo" (2014) - Becky Chambers
"Autonomous" (2018) - Annalee Newitz
"Hacia las estrellas" - Mary Robinette Kowal (2018)

Por cierto que esta tendencia imparable a la que aludía antes continúa con más fuerza si cabe, porque mientras preparaba esta entrada he conocido los escritores nominados al Premio Hugo a la mejor novela de 2020, y ya sí que puedo hablar directamente de "escritoras", porque todas ellas son mujeres. Así que sólo espero que ésta y las próximas reseñas contribuyan a erradicar esa percepción que en muchos países de habla hispana tienen aún de la ciencia-ficción como un género por y para hombres. E incluso que alguna escritora en nuestro idioma dé el paso y se anime a publicar también ciencia-ficción y no sólo novela histórica o negra. Será una señal de que también nosotros nos subimos al carro de la contemporaneidad.

"Accelerando" (2011). Charles Stross

Una nueva entrada prosigo con la reseña en orden cronológico de los autores y las novelas más representativas de la ciencia-ficción dura . ...