viernes, 7 de agosto de 2020

Bailando en el aire (1993). Nancy Kress


Una nueva entrada prosigo reseñando cronológicamente algunas de las novelas de referencias de las principales escritoras de ciencia-ficción. Hoy voy a hablarles de "Bailando en el aire", de la estadounidense Nancy Kress. En rigor para representar a esta brillante escritora debería haber escogido su meritoria trilogía de los mendigos, pero como ya la reseñé con detalle cuando repasé alguna de las mejores sagas del género hace unos años, he optado en esta ocasión por revisar esta interesante novela corta, que junto a la novela "Una luz extraña" (1991) constituye el resto de su producción traducida al español.

Kress es una escritora especialmente prolífica en el campo de las novelas cortas, y varias de ellas han sido reconocidas con el Premio Hugo. No es el caso sin embargo de "Bailando en el aire". Aun así, me ha parecido interesante reseñarla como reflejo de la esperable personalidad y el buen hacer de la escritora en este formato. En ella trata uno de sus temas favoritos (la manipulación genética y sus consecuencias para el ser humano) sirviéndose para ello de unos bailarines que, reforzados mediante bioingeniería y nanotecnología, son capaces de unos logros artísticos inaccesibles a los bailarines no manipulados. Aunque en mi opinión el mundo del ballet no es un marco muy atractivo para el potencial lector de ciencia-ficción, y le resta puntos a la novela.

Y es que para mí al menos no resultó demasiado grato sumergirme en tantos términos franceses propios de la danza como aparecen a lo largo de sus casi cien páginas, ni en las diversas escuelas e instituciones de ese mundillo. Sí que me llamó positivamente la atención la nítida yuxtaposición entre el triunfo de la biointensificación en Europa y el respeto a los límites del ser humano en los más conservadores Estados Unidos, y me sorprendió la gran cantidad de lesiones (algunas de ellas permanentes) que aparentemente sufren los bailarines.

Con lo cual lo que realmente Kress quiere resaltar (la ética del perfeccionamiento humano mediante avances tecnológicos) queda un tanto difuminado por la fuerte presencia del "mundillo" del ballet. Es cierto que, como cabía esperar, la caracterización de los personajes principales es bastante buena para una novela tan corta (aunque los perros que hablan y que tanto le gustan a la escritora a mí no me terminan de convencer), que la prosa es ágil y concisa, y que el ritmo narrativo va aumentando acertadamente hasta culminar en el capítulo en casa de Anna Olson, un pasaje realmente brillante que refleja el talento de la autora. Pero incluso el final resulta un tanto confuso, pues parece que el objetivo final de la novela fuera convencer a Deborah de que no debía ser biointensificada y sin embargo al final lo es.

En suma, una novela entretenida, bien escrita y que incita a la reflexión, pero no del todo redonda.

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