domingo, 28 de enero de 2024

"El ojo del tiempo" (2004). Arthur C. Clarke & Stephen Baxter

Una nueva entrada continúo con las reseñas de los autores y obras más relevantes del fascinante subgénero de la ciencia-ficción dura. La de hoy es una de esas colaboraciones destinadas al éxito desde que se supo de ella: dos autores británicos, uno de ellos el más reconocido en el género (Arthur C. Clarke) y otro el de mayor repercusión internacional en las últimas décadas (Stephen Baxter). Una colaboración, además, que se prolongó a lo largo de tres títulos, hasta conformar una trilogía un tanto inconexa conocida como "Una odisea en el tiempo", de la cual se han publicado en español las dos primeras novelas. La primera de ellas ("El ojo del tiempo"), la que hoy les presento. Tanto Clarke como Baxter son autores que, aunque no se encuadren exclusivamente en la ciencia-ficción dura, sí que son conocidos por escribir novelas generalmente muy cuidadas desde el punto de vista científico. Hasta llegar en ocasiones, como la que hoy nos ocupa, a convertirse en el verdadero sustento de la novela. Por lo que su inclusión en esta revisión está más que justificada.

Aunque se supone escrita a cuatro manos, debo recalcar que cuando esta obra vio la luz, Clarke andaba ya cerca de los noventa años, mientras que Baxter ni siquiera había llegado todavía a los cincuenta. Por lo que razonable es asumir que fue Baxter quien se encargó de su escritura, eso sí, bajo el asesoramiento y la revisión de Clarke. Algo que seguramente se deja ver en la extensión y el estilo de la novela, que pese a su factura "clásica" no desentona de lo que podríamos esperar en cualquier novela estándar del género escrita a principios del siglo XXI. El resultado, aunque queda lejos de la categoría de clásico, es una entretenida especulación sobre qué mundo podría resultar de la yuxtaposición de pequeños trozos de distintas épocas. Aunque a lo largo de la lectura da la impresión de que sus propios autores la consideraron desde su génesis como una novela menor dentro de su producción, casi como un pasatiempo a cuatro manos.

Estructurada en cinco partes, la novela plantea la colisión de distintas líneas temporales sobre el mismo planeta Tierra, a causa de la intervención de los Primeros, unos seres inmensamente antiguos pero desconocidos para la humanidad hasta entonces, y que están detrás de la Discontinuidad que quiebra espacio y tiempo. Esta colisión dará lógicamente lugar a un enfrentamiento cultural entre los representantes de las distintas épocas. Ello genera uno de los grandes alicientes del libro: la aparición y convivencia de varios personajes históricos que en realidad jamás coincidieron sobre la superficie de nuestro planeta pero que, gracias a una notable caracterización, resultan creíbles en su deambular por esta Tierra alternativa. En particular, Rudyard Kipling, Alejandro Magno y Gengis Khan. Unos personajes que, por desgracia, no se ven acompañados en su atractivo por los de creación propia, mucho más planos. Algo, por cierto, relativamente habitual en ambos autores, aunque a mi modo de ver disculpable en una obra eminentemente especulativa y científica.

Otro acierto de la novela es la ambientación de los distintos lugares y épocas. En especial todo lo relativo a los mongoles y a Babilonia cautiva por su realismo y su riqueza visual. Demostrando que una obra especulativa no tiene por qué descuidar los elementos históricos y descriptivos. Además, como corresponde a toda novela de ciencia-ficción dura, los autores hacen un buen trabajo desarrollando las posibles consecuencias de la discontinuidad sobre el clima y la ecología, y se reservan para el tramo final la parte más científica, con las notables especulaciones sobre la física de cuerdas y las cajas de resonancia. Todo ello sin dejar de ofrecer unas especulaciones un tanto pesimistas (con los distintos pueblos de la humanidad siempre enfrascados en lograr la supremacía de cada uno sobre los demás). Y sin descuidar el aspecto narrativo: el combate entre los ejércitos de Alejandro Magno y Gengis Khan, seguramente las páginas más brillantes de la novela, se narra con claridad y con un saludable nivel de tensión.

A pesar de estos aciertos, y de que se tocan retazos de muchos asuntos, a la novela le falta algo de profundidad, lo cual lastra la impresión global. Y a partir de la tercera parte cada vez van siendo más frecuentes los capítulos intrascendentes, meramente descriptivos. Después del combate entre Magno y Khan el interés baja, y se aprecia que la preocupación principal de los autores pasa a ser la descripción y explicación del mundo que han creado, un interés loable pero más bien poco novelístico. Por otra parte, la novela es excesivamente "británica" para mi gusto, con un obvio ensalzamiento de su cultura y sus personajes, y una óptica singular para presentar los avatares en el resto del mundo. Y a pesar de que a lo largo de sus últimos capítulos se aprecia el esfuerzo por explicar el origen de la discontinuidad y por atar cabos, al final no se proporciona justificación para las intenciones y los motivos de los Primeros al crear Mir. Un final abierto (tal vez a propósito, habida cuenta de esas dos entregas posteriores), pero que como la novela no me satisfizo tanto como habría esperado de estos dos grandes autores, no he corroborado, pues nunca me he animado a leer "Tormenta Solar", la siguiente entrega. En todo caso, una novela solvente, amena, e interesante a la hora de utilizar las especulaciones científicas como base para esa Tierra multi-temporal.

sábado, 13 de enero de 2024

"Luz" (2003). M. John Harrison

Arranco 2024 con una nueva entrada en mi recorrido por los mejores escritores y novelas del subgénero de la ciencia-ficción dura. Abandonamos el siglo XX y nos adentramos en el XXI con una novela que quizá sea de las más cuestionables a la hora de formar parte de esta selección. Se trata de "Luz", del británico M. John Harrison. No tanto por su condición de novela original y hasta rompedora con lo que se estaba publicando en aquellos años (así fue saludada mayoritariamente por crítica y público), sino porque probablemente la intención de su autor no fue crear una obra adscribible a este singular subgénero. Se trata, eso sí, de una novela elaborada, con algunos aciertos como su habilidad para repartir por igual su atención entre las tres líneas narrativas, o el que la ha traído hoy hasta aquí (el tratamiento del elemento científico). Pero también delirante, difícil de leer, con personajes de comportamientos incoherentes, sin un propósito claro, innecesariamente violenta y excesivamente subida de tono.

En realidad, se supone que sus páginas encierran una space opera actualizada al siglo XXI, pero gracias a su originalidad, por momentos parece más un compendio de nada menos que tres viajes iniciáticos diferentes, aderezados con marcos escénicos epatantes y detalles incluso de terror. Harrison encuentra su sitio tomando elementos de Neil Gaiman, John Varley e Ian McDonald como referencias más evidentes, y construye una novela que no deja indiferente. Aunque no por ello resulte recomendable, por desgracia.

Su principal problema es que, casi desde el principio, el lector se extravía entre tanta situación provocativa (masturbaciones, asesinatos y drogadicciones, por citar sólo las más evidentes) y la ausencia total de explicaciones sobre los elementos utilizados, por lo que es muy probable que acabe perdiendo el interés y se limite a dejarse llevar (si es que continúa con la lectura). Algo que da la impresión de que Harrison parece buscar a propósito. Sin ir más lejos, los recurrentes flashbacks (presididos de manera previsible por los habituales traumas infantiles de sus protagonistas) que va introduciendo conforme avanzan los capítulos los podría perfectamente haber insertado antes, y haber ayudado así al lector.

Pero es que parece obvio que a Harrison le importa más exhibirse ante el aficionado que entretenerlo. La prosa está trabajada, y repleta de conceptos singulares, pero los por otra parte escasos acontecimientos relevantes que narra no se realzan apenas, algo que contrasta con los inexplicables comportamientos de unos presonajes (sobre todo Kearney) que vagan sin rumbo, sin restricciones económicas de ningún tipo, y dejando todo el tiempo cabos sueltos (a modo de ejemplo, citar todo lo relativo al viaje cuántico y al interés de la Sony, tantas veces mencionado para quedar en nada). Eso sí, la vida humana no vale nada en esta novela, el sexo a todas horas es lo más normal del mundo, y los delirantes encuentros de los protagonistas de las líneas narrativas cono el Shrander (en sus múltiples formas), casi lo único que otorga cierta cohesión a la trama. Si bien hay que reconocer que la estructuración, con sus tres líneas narrativas presentadas en escrupulosa alternancia y con un similar grado de atención, facilitan que el lector no desconecte del todo.

Por ello para mí la mayor virtud de "Luz" es su tratamiento del elemento científico, hasta el extremo de llegar a considerarla un buen exponente de ciencia-ficción dura. Aquí no hay ansibles, ni hiperespacio, ni otros trucos sin base científica tan habituales en otras obras de ciencia-ficción, pero sí agujeros negros, horizontes de sucesos, agujeros de gusano, seres humanos integrados en el código máquina de naves-K, el llamativo y artificial Canal Kefahuchi, buenas dosis de mecánica cuántica, clones generados a partir del ADN de sus ancestros, espacios multi-dimensionales... En realidad la novela habría representado prácticamente lo mismo sin todo este despliegue, así que se le agradece a Harrison el esfuerzo en ese esentido.

El final, salvo por el buen detalle de hacer converger la segunda y la tercera línea narrativa, y de aderezarlo con ciertas implicaciones metafísicas, tampoco entusiasma. Razón por la cual nunca me he animado a leer las dos novelas que, con los años, Harrison añadió a la saga: Nova Swing (2006) y Empty Space: A Haunting (2012, esta última no traducida al español). En suma, sólo apta para los realmente interesados en conceptos científicos aplicados con coherencia a space-operas.

"El bosque oscuro" (2017). Cixin Liu

Continúo avanzando con esta nueva entrada en mi recorrido en orden cronológico por los autores y las novelas más relevantes del subgénero d...