miércoles, 21 de julio de 2021

Sirio (1944). Olaf Stapledon

Con la presente entrada continúo el recorrido que inicié hace unos días por algunas de las novelas más representativas de los más influyentes escritores de ciencia-ficción británicos. Estamos en 1944 y le ha llegado el turno a Olaf Stapledon. Que es en mi opinión uno de los nombres más injustamente minusvalorados del género. Y es que mientras que en aquel año las revistas pulp de ciencia-ficción apenas se estaban consolidando al otro lado del Atlántico gracias a relatos cortos de variable calidad literaria, en el Reino Unido Stapledon llevaba ya tiempo establecido como un escritor de novelas de ciencia-ficción, de mucho mayores extensión y exigencia que los relatos pulp estadounidenses. Novelas por otra parte con una temática y una profundidad tales que aun hoy no desentonan con las que se publican ochenta años más tarde. Pese a lo cual el de Stapledon es un nombre no demasiado conocido por los aficionados al género en español.

Dentro de su bibliografía he optado por reseñar "Sirio", cuya calidad queda reflejada en el hecho de que la prestigiosa editorial Minotauro la sigue reeditando con regularidad. Se trata de una novela inteligente, profunda, que dado lo inverosímil de su argumento (Sirio es un perro superdotado que posee la sensibilidad de una persona) se esfuerza permanentemente por resultar coherente y verosímil. Y casi siempre lo logra.

Para ello Stapledon recurre a un acertado enfoque científico, relatándonos cómo Thomas Trelone fue perfeccionando su técnica para crear "superovejeros" hasta llegar a Sirio. Y luego estructura con habilidad la novela recurriendo a Robert, el marido de Plaxy, quien en tercera persona y respetando el orden cronológico, nos va narrando la vida de Sirio. El panorama lo termina de completar Stapledon mediante una profunda caracterización psicológica de sus personajes principales, muy por encima de lo habitual en la ciencia-ficción de aquel entonces.

Llevar a buen puerto una novela sobre un perro superdotado no es fácil, pero Stapledon lo consigue mediante tres aciertos indiscutibles: el primero, los diversos marcos escénicos por los que transita Sirio (su hogar en el norte de Gales, la granja de los Pughs, Cambridge, Londres...); el segundo, su particularísima relación con Plaxy, la hija menor de los Trelone, con la que según el escritor Sirio comparte "espíritu" y una hermandad no exenta de insinuantes detalles sexuales; y el tercero, el recurso a la Segunda Guerra Mundial (aún vigente cuando se escribió la novela) para dramatizar la historia y a la vez justificar por qué la existencia de Sirio no alcanzó mayor notoriedad.

La vertiente filosófica habitual en la obra de Stapledon queda patente en el uso que hace de Sirio para mirar a través de sus ojos buena parte de la sociedad (desde el egoísmo y la hipocresía habituales, hasta la religión y los totalitarismos tan en boga por aquel entonces). Y la componente científica está presente en la forma como Sirio va desarrollando sus capacidades intelectuales, a la vez que respeta las limitaciones morfológicas que la Naturaleza impone a cualquier perro.

La novela ha envejecido muy bien, pero aun así el paso del tiempo ha acentuado algunos defectos. Los más obvios son dos: aquellas situaciones que incluso para un perro superdotado resultan claramente inadmisibles, y una prosa en la que predominan los largos párrafos descriptivos frente a los diálogos, dificultando en cierta medida el disfrute de la lectura. También me parece que la novela tarda demasiado en salir de Gales, que el episodio que provoca la muerte de Thomas está poco trabajado, y que el retorno final de Sirio a su condición de lobo es excesivamente repentino. A cambio, el desenlace es correcto y el mensaje final sobre el amor como el elemento que sostiene a la humanidad está muy bien presentado y confirma que estamos ante una lectura recomendable.

sábado, 10 de julio de 2021

La guerra de los mundos (1898). Herbert George Wells

Con la presenta entrada inicio mi recorrido en orden cronológico por algunas de las novelas más representativas de los más relevantes escritores británicos de ciencia-ficción. Es un honor y un placer comenzarlo con Herbert George Wells, a quien como ya he comentado en alguna ocasión considero el padre de la literatura de ciencia-ficción. Aunque por carga especulativa y por fecha de publicación considero "La máquina del tiempo" (1895) su novela más representativa a la vez que la obra con la que comenzó el género, "La guerra de los mundos", de la que les voy a hablar a continuación, no le va a la zaga en cuanto a influencia dentro y fuera del género. Y es que además de las diversas adaptaciones que de la misma se han llevado al cine en el último siglo, una versión radiada de la misma en forma de serial llevada a cabo por Orson Welles en 1938 creó gran alarma social. Si bien lo más relevante en mi opinión es que, a pesar de los más de ciento veinte años transcurridos, es una novela que aún puede ser disfrutada por el lector que se acerque a ella por primera vez en este 2021.

Quizá lo primero a analizar sea que fue la primera novela moderna en la que se trató el tema de una invasión alienígena de nuestro planeta. Wells echó mano de lo que le quedaba más cerca, Marte, un planeta del que a finales del siglo XIX se conocía tan poco que no había una razón de peso que le impidiera albergar los famosos "marcianos", que aún perduran hoy como sinónimo coloquial de "extraterrestres". Hoy en día son miles las historias, los juegos, las películas que se basan en esta idea, pero quien primeramente le dio forma en la literatura fue el preclaro escritor británico. Aunque, como es lógico, todo cuanto Wells basó en lo que la ciencia conocía entonces sobre el Planeta Rojo debe en la actualidad disculparse por su indudable candidez. 2021.

Otro aspecto destacable, y que justifica que para mí al menos forme parte incuestionable del género, es que Wells realiza en esta breve novela un encomiable esfuerzo por analizar lo narrado, más allá de la mera historia. Y pese a lo que cabría esperar, no lo hace sólo de su vertiente científica, sino también de las consecuencias sociales. De lo primero es un buen ejemplo la extensísima descripción que nos ofrece de los marcianos a todos los niveles (desde la preferencia por los varones en su alimentación hasta el Rayo Ardiente del que se sirven), en la más pura línea de la ciencia-ficción, mientras que de lo segundo, además de las habituales reflexiones sociológicas, sobresalen las consecuencias en la burguesía de la conquista, o el impacto de la misma en el porvenir de la humanidad.

No obstante, la edad de la novela se deja notar en algunos defectos evidentes. Para mí el más obvio es que, abusando de los lugares que conocía, Wells limita el grueso de la narración a determinados lugares de Inglaterra (en especial todo el sudeste de Londres, hasta llegar a la capital). Obviamente la información disponible en aquella época sobre cualquier lugar del mundo era ínfima en comparación con la actual, pero la novela habría resultado más rica si Wells hubiera echado al menos un vistazo al impacto de la invasión en otros lugares del mundo. Además, Wells no es un escritor excesivamente brillante, por lo que en ocasiones se echa en falta más dramatismo, en especial teniendo en cuenta los hechos que está narrando. Incluso comete el error de dejarle claro al lector que la conquista marciana fracasó cuando aún queda un tercio de la novela. Y nos propone un final que no llega a aprovechar todas las posibilidades al alcance de la mano. Todo ello provoca que este clásico deba leerse con amplitud de miras si no se quiere quedar decepcionado.

A pesar de lo cual la novela nos ofrece excelentes capítulos (como el 16, donde se narra el pánico en la ciudad de Londres), rehúye de la arquetípica imagen de los marcianos como seres malvados (incluso llega a decir que su propósito no era tanto exterminar sino aterrorizar a la población), y sobre todo, abre un filón inimaginable que otros cientos de escritores no dudarían en aprovechar en décadas venideras. Así que, aunque existan obras mucho mejores sobre este tema, sigue siendo una obra de lectura obligatoria si usted presume de ser aficionado al género.

"Accelerando" (2011). Charles Stross

Una nueva entrada prosigo con la reseña en orden cronológico de los autores y las novelas más representativas de la ciencia-ficción dura . ...