domingo, 28 de octubre de 2012

El mundo sumergido (1962). J.G. Ballard

Mi siguiente título en la lista de novelas decepcionantes es "El mundo sumergido" de J.G. Ballard. Es una novela de su primera época, que se encuadra en su ciclo de novelas post-apolípticas. Ballard fue uno de los máximos exponentes de la New Wave, el movimiento que en cierta medida revolucionó la literatura de ciencia-ficción en los años 60. Ya hace tiempo reseñé una novela de dicho movimiento ("El mundo invertido") en mi lista de libros personalísimamente favoritos. Pero desgraciadamente la novela de Ballard no contiene apenas rastro de las virtudes de dicho movimiento, y sí muchos de sus principales defectos. Lo cual a mi modo de ver lastra la impresión final del lector.

Y el caso es que la idea de partida (el anegamiento en un futuro no muy lejano de buena parte de la superficie terrestre, y la adaptación a este entorno de los humanos supervivientes) es atrayente. Además, el tratamiento científico de esta catástrofe es razonablemente riguroso, y el comienzo nos muestra un elenco de personajes bien elegidos que se mueven en un entorno tan opresivo como fascinante. Pero en seguida el lector descubre que Ballard no parece particularmente interesado en aprovechar todos los elementos de los que dispone, sino que se limita a profundizar en el mundo interior neurótico de Robert Kerans, el biológo que Ballard escoge como protagonista absoluto.

Probablemente por este enfoque Ballard se ve obligado a ralentizar el ritmo de los acontecimientos. Además, las páginas empiezan a poblarse de las descripciones reiterativas de los paisajes anegados, abusando de símiles barrocos y una prosa un tanto cursi que termina por fatigar. La aparición de Strangman (el extravagante líder de un grupo de saqueadores), con su difícilmente aceptable carga de maldad, no contribuye a mejorar la situación, sino que incluso difumina el supuesto viaje iniciático interior del protagonista en aras de una innecesaria crueldad.

En el tramo final, ni la aparición supuestamente salvadora del coronel Riggs y sus hombres ni el desesperado viaje hacia el sur de Kerans sorprenden realmente al lector, sino que más bien hacen que éste se dé cuenta de que Ballard no ha aprovechado para visitar otros lugares distintos de Londres, ni otros grupos de personajes, ni siquiera para mostrarnos cómo se han organizado las distintas sociedades para afrontar semejante panorama. Si a esto le sumamos descripciones a menudo confusas y una traducción (a cargo de Francisco Abelenda) solamente mediocre, la sensación final que queda es la de una gran oportunidad perdida.

Debo señalar que antes de "El mundo sumergido" no había leído nada de Ballard, pero tras leerlo dudo que vuelva a leer otra obra suya, pues el género de la ciencia-ficción está lleno de novelas rebosantes de ideas ingeniosas bien aprovechadas, entre las que sin duda no se encuentra ésta.

2 comentarios:

  1. Creo que yerras un poco el tiro al comentar esta obra. La Nueva Ola -a la que no le tengo demasiado aprecio, dicho sea de paso- impulsada por Michael Moorcock ponía el acento no tanto en los aspectos, digamos materiales, como en la creación de mundos interiores y la experimentación conceptual y formal. Y creo que por ahí es por donde hay que enfocar la novela. Porque la intención de Ballard no fue nunca la de describir con detalle -o incluso coherencia- la sociedad resultante de la catástrofe, sino la de transmitir emociones, utilizar imágenes y vocabulario como vehículo de alegorías. Que consiga o no su objetivo en este sentido es motivo de debate.
    Este tipo de enfoque continúa en sus otras novelas de catástrofes (La Sequía, el Mundo de Cristal...) y en otros autores contemporáneos adscritos a la misma corriente, como Brian Aldiss, cuya ciencia ficción se convirtió en algo complejo -o confuso, según se vea- cuya lectura no era en absoluto fácil.
    Dicho todo lo cual, he de decir que Ballard no es tampoco santo de mi devoción, aunque sí reconozco su influencia y su importancia dentro del género.
    Un saludo.

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  2. Gracias por tu comentario, Manuel. Probablemente haya que enfocar la novela por donde tú dices. Pero es una pena que no intentara aprovechar un tema tan interesante más que para unas discutibles alegorías. Desgraciadamente el tiempo para dedicar a la lectura es siempre limitado, por lo cual considero preferibles las novelas que intentan aprovechar los temas en los que se basan.

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