domingo, 5 de febrero de 2023

"Horizonte de estrellas" (2022). Víctor Conde y Guillem Sánchez

Con la presente entrada finalizo el recorrido que, durante los últimos meses, he realizado en orden cronológico por los principales autores que han escrito ciencia-ficción en España, a través de sus obras más representativas. Los seguidores más observadores notarán que la novela que les traigo hoy no estaba inicialmente en la lista que elaboré hace casi un año. Y es que en el momento en que les propuse dicha lista, aún no había sido publicada. Pero el pasado otoño "Horizonte de estrellas" se alzó con el Premio Minotauro de 2022, el más relevante en la literatura de ciencia-ficción en España. Entonces tuve la oportunidad de leerlo, y me pareció que poseía la calidad suficiente para ser incluida in-extremis en este recorrido. Y que, además, me permitiría, hablarles de dos escritores españoles más. Uno de ellos, Guillem Sánchez, aún relativamente poco conocido para el aficionado, pero el otro, Víctor Conde, uno de los autores más reconocidos y activos del género en los últimos años. Ambos han sido capaces de elaborar a cuatro manos una novela cautivadora sobre una humanidad que ya ha establecido contacto con varias especies alienígenas, repleta de ideas y conceptos sugestivos y no demasiado explotados por el género, y con un elemento científico tremendamente cuidado. Pero desgraciadamente, también esquemática, apresurada, superficial y petulante.

Para mí es indudable que lo mejor de la novela es el torrente de ideas y conceptos que va inundando al lector conforme avanza la lectura: desde el jardín computacional hasta las matemáticas líquidas, desde la gradual integración de la nave ker (la Tarpaulin) en la nave humana (Galaxian), hasta la transmigración de Zebya que le permite conocer a los ker: el sentido de la maravilla raya en todo momento a gran altura. Conceptos cautivadores y razonablemente coherentes entre sí que posibilitan, adicionalmente, ideas y especulaciones originales y de altos vuelos, desde el Principio de Supremacía entre especies hasta la existencia de constantes físicas diferentes para los mismos fenómenos en diferentes zonas del universo.

A parecido nivel se sitúan las especies extraterrestres que comparten páginas con los seres humanos: los idor, los ker, las esporas de Axiforma y los originales írlyx constituyen un elenco muy variado, de morfologías y personalidades claramente diferenciadas, y con un rol claro y coherente con sus propiedades y ambiciones dentro de la trama. Una coherencia que se extiende a un elemento científico particularmente cuidado, por supuesto en todo lo relativo a la astronomía, pero también en otras materias como la medicina, la física o la tecnología militar. Incluso la flora de la nave ker se antoja razonablemente verosímil.

Desafortunadamente, son varios los aspectos que lastran el resultado de lo que podría haber sido una gran novela. El más obvio es su esquematismo: tal vez a causa de las normas impuestas en cuanto a extensión por el Premio Minotauro, tal vez por el foco puesto por los escritores en ideas y conceptos, lo cierto es que la narración sólo al comienzo posee un ritmo adecuado. En seguida se vuelve vertiginosa en exceso, parca en descripciones, escasa en múltiples puntos de vista, repleta de acontecimientos que se despachan en tan solo unas pocas frases... Todo ello le resta buena parte de su capacidad de impacto.

Y lo que es peor: los personajes también se resienten de dicha premura: ni siquiera los protagonistas están bien caracterizados, más allá del esfuerzo inicial de los autores por mostrar las razones que llevaron a Soleyko, su protagonista femenina, a embarcarse en la expedición. Personajes como Tyle, Zebya o el idor Rhen se perfilan tan poco que cuesta empatizar con sus avatares y sentimientos. Pero curiosamente, ese esquematismo no afecta a la petulancia de una prosa a la que siempre le queda hueco para una frase rimbombante o un giro lingüístico antinatural. Un barroquismo forzado que contrasta especialmente en una novela tan novedosa y fresca desde el punto de vista conceptual.

Por todo ello, más que una lectura emocionante, la novela se convierte en una aparición continua de ideas y conceptos llamativos, que logran sorprender puntualmente al lector pero no propiciar la continuidad en el interés por lo que sucederá a continuación. Algo aplicable asimismo a un desenlace correcto desde el punto de vista argumental, incluyendo un buen giro final respecto a la posición de los idor de cara al futuro de su especie, pero no especialmente tenso ni impactante.

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