Una entrada más continúo con esta segunda etapa de reseñas de algunas de las principales sagas de la literatura de ciencia-ficción. Hoy toca seguir hablándoles de "La Vieja Guardia", la archiconocida saga del estadounidense John Scalzi. De la cual ya reseñé sus cuatro primeras novelas en mi primer recorrido, hace aproximadamente una década. La que les traigo en esta oportunidad es hasta la fecha la sexta y última de sus entregas disponibles para el lector en español: "El Final De Todas Las Cosas". Se trata de un libro a medio camino desde el punto de vista estructural entre las cuatro novelas completas primigenias y el fix-up de relatos "La Humanidad Dividida", del que les hablé hace unos días. La de hoy es una obra que resuelve satisfactoriamente la mayoría de las cuestiones planteadas en su predecesora. Aunque resulta menos disfrutable que cualquiera de sus cinco hermanas.
Como les adelantaba, para cerrar la saga Scalzi crea una estructura no utilizada hasta ahora, consistente en cuatro "novelas cortas" (entrecomillo porque su extensión varía entre lo que podríamos considerar un relato largo y una novela corta propiamente dicha), con protagonistas diferentes, pero enlazadas argumentalmente y consecutivas en el tiempo. De ahí lo del "libro a medio camino", una variante que tal vez descoloque a algunos lectores, pero que no afecta en exceso a los pilares sobre los que se sustenta toda la saga. Porque aquí sigue habiendo sobre todo episodios de acción y maniobras políticas, narradas con un estilo directo y buenas dosis de humor. Si bien el escritor resta protagonismo a los tres supervivientes del cuarteto que sostenía "La Humanidad Dividida" (Ode Abumwe, Hart Schmidt y Harry Wilson), y fuerza al lector a familiarizarse con otros personajes que hasta ahora habían recibido una menor atención.
Así, el primer relato largo lo protagoniza el piloto Rafe Daquin, y se centra en explorar aspectos como la utilidad de los conocimientos adquiridos y la explotación de vulnerabilidades en el software de las naves espaciales. El segundo explora, de la mano de la Consejera del Cónclave Hafte Sorvalth, la complejidad de las relaciones diplomáticas. El tercero nos presenta las acciones militares lideradas por la teniente de las Fuerzas de Defensa Coloniales Haeather Lee, profundizando en sus sentimientos ante tanta violencia. Y el cuarto, ya sí protagonizado por el Teniente Harry Wilson, intenta hacer las veces de desenlace de todo el libro, recurriendo para ello a una serie de estrategias que sólo se muestran eficaces gracias a la astucia que las acompaña. Un enfoque que aporta otros puntos de vista a la situación planteada por Scalzi en nuestra Galaxia, y que incorpora curiosidades como la mayor atención jamás dedicada por él a una especie alienígena, la lalan Hafte Sorvalth.
Aparte de su originalidad estructural y de su nuevo enfoque, otros aciertos del libro son un elemento científico particularmente bien cuidado (en especial en el primer relato, a lo largo del cual casi cualquier programador profesional se identificará con sus conceptos y sus técnicas); una mayor atención a las reflexiones sobre la Unión Colonial y, en general, sobre todos los trastornos que la humanidad ha venido provocando durante los últimos siglos en la Galaxia; algunos pasajes de acción al nivel de las primeras cuatro novelas (sobre todo en el tercer relato); y la no por conocidad menos destacable habilidad de Scalzi para crear dialógos amenos y reveladores que faciliten el disfrute.
A pesar de lo cual nos hallamos, en mi opinión, ante la entrega más floja de toda la saga. Y ello se explica porque dos de las novelas cortas son sensiblemente inferiores al nivel medio de la serie. Tanto la protagonizada por Solvath como la que lidera Wilson son poco más que una serie de largos diálogos mantenidos por diversos personajes, con una temática casi exclusivamente política. En realidad, en ambas sucede muy poco (y muy al final de las mismas), sin que haya no ya acción, sino ni siquiera algo de la esperable tensión. Tanto es así que la muerte del General Gau, que debería haber sido un hecho crucial en toda la trama, carece de todo dramatismo, y el desenlace de la cuarta historia parece más un resumen generado por inteligencia artificial que el trabajo de un novelista. Siendo benevolente, leer estos dos relatos no pasa de ser una experiencia a lo sumo interesante, y sólo para los seguidores incondicionales de la saga. A distancia de estos dos defectos se encuentra otro de sus principales fallos: la versión alternativa de la primera historia que se incluye al final, sólo apta para incondicionales que además sean particularmente curiosos con la creación literaria (es un relato sin chispa, vagamente emparentado con la versión final y, encima, inconcluso). Otros defectos sí son comunes a toda la saga, como cierta falta de profundidad (que provoca que la serie a menudo parezca poco más que un mero entretenimiento, cuando sus páginas encierran mucho más), o el abuso de barbarismos innecesarios.
En suma, una forma discreta de rematar una saga que seguramente habría merecido para tal propósito una novela completa, de mayor ambición y calado. Aunque les adelanto una sorpresa de última hora: mientras me documentaba para esta última entrada, he sabido que Scalzi acaba de darle continuidad en el mercado estadounidense con una séptima entrega, "The Shattering Peace", obviamente aún no traducida al español. Así que tal vez sí que el cierre real sea un novelón a la altura de "Las Brigadas Fantasma"; dentro de un tiempo lo sabremos.
Un apasionado de la literatura de ciencia-ficción y escritor a tiempo parcial que dedica parte de sus escasos ratos libres a compartir su pasión con el resto de aficionados.
domingo, 30 de noviembre de 2025
lunes, 10 de noviembre de 2025
"La Humanidad Dividida" (2013). John Scalzi
Con la presente entrada doy continuidad a mi segundo recorrido por alguna de las sagas más relevantes para el lector de ciencia-ficcion en español. Después de haber dedicado nada menos que las ocho últimas a la saga "The Expanse", llega el momento de seguir avanzando en el tiempo, cambiar de tercio y fijarse en otra de las sagas clave en lo que llevamos de siglo. Se trata de "La Vieja Guardia", del estadounidense John Scalzi. De la cual ya reseñé sus cuatro primeras novelas, las únicas publicadas por aquel entonces en nuestro idioma ("La Vieja Guardia" (2005), "Las Brigadas Fantasma" (2006), "La Colonia Perdida" (2007), y "La Historia de Zöe" (2008)) en mi primer recorrido. Pero que desde entonces ha sido ampliada por su autor en otros dos títulos, los cuales les voy a traer por aquí. Comenzando por "La Humanidad Dividida". Una quinta entrega que retomó la saga tras un parón de un lustro con un enfoque original, tanto en su forma como en su fondo, lo que le permitió a Scalzi profundizar en el particular universo de esta saga sin que por ello se resintiera el interés, ni desentone frente a sus predecesoras.
Como en su momento me enfrenté al libro sin haber leído nada sobre él, tuve la oportunidad de descubrir por mí mismo que el escritor había planteado su retorno a la saga con una aproximación literaria diferente: en vez de una novela al uso como las cuatro anteriores, lo que proponía era una sucesión de trece relatos, que por lo visto se fueron publicando en su momento de manera independiente. Quienes llevan tiempo siguiendo este blog saben que no soy muy amigo ni de los relatos en general ni de los fix-up de relatos en particular, pues por lo general me resultan lecturas un tanto inconexas y excesivamente superficiales, pero debo reconocerles que en este caso el enfoque propuesto funciona, gracias a la habilidad con la que Scalzi enlaza relaza las historias entre ellas y con el resto de la saga, facilitando así la lectura e impidiendo que cunda el desinterés. Porque aunque temáticas y protagonistas vayan variando en cada relato, en esencia lo que el autor relata en "La Humanidad Dividida" son las peripecias de un equipo diplomático de la Unión Colonial conformado por la embajadora Ode Awumbe, el ya conocido teniente Harry Wilson, el diplomático Hart Schmidt y la capitana Sophia Coloma. Un elenco que indirectamente evidencia el sutil cambio en el motor que dinamiza la saga, que a partir de esta entrega se basa más en la sociopolítica que en los combates de sus antecesoras.
Que este cambio no merme el disfrute de las más de cuatrocientas páginas de este quinto libro se explica, en primer lugar, por la coherencia de la situación planteada por el autor: la fractura entre la Tierra y la Unión Colonial (que da título al libro), el papel que ello obliga a desempeñar a la diplomacia (no sólo en relación con la Tierra, sino con otras especies alienígenas), y la acuciante falta de nuevos soldados que propicia, resultan tan verosímiles como dinamizadoras de la lectura. El libro arriba a buen puerto, en segundo lugar, porque Scalzi mantiene sus señas de identidad como escritor: estilo rápido, diálogos amenos, descripciones reducidas al mínimo necesario, grandes dosis de ironía y sarcasmo... y los suficientes pasajes de acción para no defraudar a sus incondicionales. Y en tercer lugar, porque al sustentarse los relatos sucesivos en los introducidos con anterioridad, además en un intervalo temporal reducido, es fácil terminar considerando este fix-up como una auténtica novela.
Otros aciertos dignos de mención son un mejor uso del humor que en sus predecesoras (Scalzi abusaba tanto de él que hacía parecer a los títulos anteriores de la saga poco más que meros entretenimientos), un innegable talento para delimitar los rasgos principales de sus protagonistas con tan sólo uos trazos, un tratamiento respetuoso del elemento científico (más allá de las ya conocidas mejoras de los soldados de las FDC, aquí apreciaremos los efectos de la ausencias de la gravedadad o del vacío, al tiempo que asistiremos al desmoronamiento de un ascensor espacial, o a los perversos efectos de nanobots pre-programados en la sangre humana), y un bien concebido capítulo decimotercero, más largo y ambicioso, situado conscientemente en la sugestiva órbita de la Tierra, y que hace las veces de "desenlace" de la novela.
En cuanto a los defectos, en mi opinión el más obvio es que Scalzi termina escamoteando al lector la explicación sobre el misterio subyaciente a todos los relatos (y es que después de presentarnos a diplomáticos asesinados, naves desaparecidas y alianzas que se resquebrajan, el lector termina averiguando que detrás de todo ello hay una organización oculta... y nada más). Otro inconveniente innegable es que no todos los relatos rayan a la misma altura, y la conexión de varios de ellos con la trama global es endeble (en especial en los casos de "El Rey Perro" y "Debe Ser Aquí"). Tampoco me convenció lo poco que había variado social y políticamente esa Tierra de varios siglos en el futuro frente a la actual. Y como en sus predecesoras, vuelven a sobrar casi todos los barbarismos introducidos. Aunque quizás un último defecto, no por ya conocido menos evidente, terminó por afectar negativamente a mi impresión final: ese regusto que desprende el libro a ciencia-ficción de otra época, casi conservadora, que suele gustar al aficionado que ya lleva décadas adentrándose en el género, pero que puede echar para atrás a las nuevas generaciones.
En todo caso, una obra ágil, amena y necesaria para una mejor comprensión de la saga, aunque su existencia no se puede concebir sin la posterior lectura de "El Final De Todas Las Cosas", sexto título de la saga, y que reseñaré en mi próxima entrada.
Como en su momento me enfrenté al libro sin haber leído nada sobre él, tuve la oportunidad de descubrir por mí mismo que el escritor había planteado su retorno a la saga con una aproximación literaria diferente: en vez de una novela al uso como las cuatro anteriores, lo que proponía era una sucesión de trece relatos, que por lo visto se fueron publicando en su momento de manera independiente. Quienes llevan tiempo siguiendo este blog saben que no soy muy amigo ni de los relatos en general ni de los fix-up de relatos en particular, pues por lo general me resultan lecturas un tanto inconexas y excesivamente superficiales, pero debo reconocerles que en este caso el enfoque propuesto funciona, gracias a la habilidad con la que Scalzi enlaza relaza las historias entre ellas y con el resto de la saga, facilitando así la lectura e impidiendo que cunda el desinterés. Porque aunque temáticas y protagonistas vayan variando en cada relato, en esencia lo que el autor relata en "La Humanidad Dividida" son las peripecias de un equipo diplomático de la Unión Colonial conformado por la embajadora Ode Awumbe, el ya conocido teniente Harry Wilson, el diplomático Hart Schmidt y la capitana Sophia Coloma. Un elenco que indirectamente evidencia el sutil cambio en el motor que dinamiza la saga, que a partir de esta entrega se basa más en la sociopolítica que en los combates de sus antecesoras.
Que este cambio no merme el disfrute de las más de cuatrocientas páginas de este quinto libro se explica, en primer lugar, por la coherencia de la situación planteada por el autor: la fractura entre la Tierra y la Unión Colonial (que da título al libro), el papel que ello obliga a desempeñar a la diplomacia (no sólo en relación con la Tierra, sino con otras especies alienígenas), y la acuciante falta de nuevos soldados que propicia, resultan tan verosímiles como dinamizadoras de la lectura. El libro arriba a buen puerto, en segundo lugar, porque Scalzi mantiene sus señas de identidad como escritor: estilo rápido, diálogos amenos, descripciones reducidas al mínimo necesario, grandes dosis de ironía y sarcasmo... y los suficientes pasajes de acción para no defraudar a sus incondicionales. Y en tercer lugar, porque al sustentarse los relatos sucesivos en los introducidos con anterioridad, además en un intervalo temporal reducido, es fácil terminar considerando este fix-up como una auténtica novela.
Otros aciertos dignos de mención son un mejor uso del humor que en sus predecesoras (Scalzi abusaba tanto de él que hacía parecer a los títulos anteriores de la saga poco más que meros entretenimientos), un innegable talento para delimitar los rasgos principales de sus protagonistas con tan sólo uos trazos, un tratamiento respetuoso del elemento científico (más allá de las ya conocidas mejoras de los soldados de las FDC, aquí apreciaremos los efectos de la ausencias de la gravedadad o del vacío, al tiempo que asistiremos al desmoronamiento de un ascensor espacial, o a los perversos efectos de nanobots pre-programados en la sangre humana), y un bien concebido capítulo decimotercero, más largo y ambicioso, situado conscientemente en la sugestiva órbita de la Tierra, y que hace las veces de "desenlace" de la novela.
En cuanto a los defectos, en mi opinión el más obvio es que Scalzi termina escamoteando al lector la explicación sobre el misterio subyaciente a todos los relatos (y es que después de presentarnos a diplomáticos asesinados, naves desaparecidas y alianzas que se resquebrajan, el lector termina averiguando que detrás de todo ello hay una organización oculta... y nada más). Otro inconveniente innegable es que no todos los relatos rayan a la misma altura, y la conexión de varios de ellos con la trama global es endeble (en especial en los casos de "El Rey Perro" y "Debe Ser Aquí"). Tampoco me convenció lo poco que había variado social y políticamente esa Tierra de varios siglos en el futuro frente a la actual. Y como en sus predecesoras, vuelven a sobrar casi todos los barbarismos introducidos. Aunque quizás un último defecto, no por ya conocido menos evidente, terminó por afectar negativamente a mi impresión final: ese regusto que desprende el libro a ciencia-ficción de otra época, casi conservadora, que suele gustar al aficionado que ya lleva décadas adentrándose en el género, pero que puede echar para atrás a las nuevas generaciones.
En todo caso, una obra ágil, amena y necesaria para una mejor comprensión de la saga, aunque su existencia no se puede concebir sin la posterior lectura de "El Final De Todas Las Cosas", sexto título de la saga, y que reseñaré en mi próxima entrada.
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