Continúo con la presente entrada la revisión en orden cronológico de algunas de las sagas más relevantes de la literatura de ciencia-ficción disponibles para el lector en español, y que no habían hecho acto de presencia en mi primera revisión hace unos cuantos años. La reseña de hoy me permite concluir la saga el Paralaje Neanderthal, del escritor canadiense Robert J. Sawyer. "Híbridos" fue la novela que cerró esta singular trilogía tan sólo unos meses después de la publicación de la segunda entrega, "Humanos" (2003), la cual reseñé en mi anterior entrada. Al ser escrita inmediatamente a continuación de su predecesora, "Híbridos" se presenta prácticamente como un punto y seguido de aquella, tanto argumental como estilísticamente. Y constituye un cierre notable para una trilogía más amena que trascendente (a pesar de la aparente profundidad de la temática tratada). Que remata con criterio y sentido común los principales temas tratados a lo largo de la misma, sirviéndose para ello de varios giros inesperados. Pero que también se enreda innecesariamente en la cuestión religiosa.
Y es que la novedad de esta tercera entrega, avanzada por su título de manera explícita (la concepción de una hija híbrida por parte de sus dos grandes protagonistas, el neanderthal Ponter y la sapiens Mary) no se centra tanto en las cuestiones genéticas como en el componente religioso. Lo malo es que al ateísmo incuestionado de Ponter Sawyer le contrapone el catolicismo exacerbado de Mary, la cual practica una sumisión inusual (incluso para la época en la que fue escrita) a los dogmas más controvertidos de la Iglesia. Hasta el extremo de que el autor hace fallecer al papa real de aquel entonces para crear a un nuevo pontífice ficticio con la única función de echar para atrás cualquier esperanza de una supuesta apertura de la jerarquía católica. Y por si fuera poco, se recrea en reproducir una aparición mariana en la mente de Mary, recurriendo a un singular experimento científico que confirma una supuesta diferencia genética que "afecta" a los sapiens pero no a los neanderthales. La justificación final a tan controvertida exposición, el colapso del magnético de la Tierra sapiens del que nos venía hablando desde "Humanos", no sólo decepciona por su reiteración hasta en el momento culmen de la novela, sino que echa por tierra lo que por lo demás habría sido un desenlace impecable.
Porque si obviamos los tramos dedicados a las especulaciones y el cuestionamiento religiosos, nos quedará, en mi opinión, la mejor entrega de la trilogía: fluida, equilibrada entre sus dos escenarios, fácil de leer y disfrutable de principio a fin. Y eso que durante los primeros capítulos puede parecer que el escritor le ha "dado a la manivela" y se ha limitado a secuenciar y exponer de manera lógica y ordenada lo que sugerían sus antecesoras. Pero conforme avanza la lectura, Sawyer dará varios giros narrativos inesperados (la aparición de un personaje clave hasta el final, como lo será la neanderthal Bandra, el inesperado lesbianismo de Mary, el traslado del violador Cornelius Ruskin al Grupo Sinergía en Rochester, incluso el diabólico plan de Jock Krieger) que aumentan considerablemente el interés y realzan su creación. Por lo que da aún más rabia la relevancia que confiere al componente religioso: con tantos elementos en juego y tantos ases en la manga era completamente innecesario.
No por conocidas de sus predecesoras dejan de apreciarse aquí otras virtudes de la saga: la ausencia de capítulos de relleno, el cuidado en el trato del elemento científico (las páginas dedicadas a explicar primero y escoger después los rasgos de la hija híbrida son una auténtica delicia), la coherencia que mantiene la sociedad neanderthal conforme seguimos aprendiendo de ella, la acertada interacción de unos personajes que en realidad son muy distantes entre sí, el dinamismo de la narración, una prosa sencilla y solvente incluso a la hora de explicar complejos conceptos tecnológicos, y la habilidad para seguir encontrando cuestiones con las que comparar ambas sociedades.
Del mismo modo, el lector se topa en "Híbridos" con los defectos habituales: frecuentes concesiones "a lo best-seller", adopción final de la postura más digerible para el lector medio de las peliagudas cuestiones morales que se plantean, escaso aprovechamiento del comité de celebridades neanderthales de visita en la Tierra sapiens, un ahínco si cabe aún mayor que en los dos libros anteriores por introducir referencias estrictamente contemporáneas (lo de meter al por aquel entonces Secretario General de la ONU Kofi Anan junto a otros representantes inventados no puede chirriar más), la insistencia en comparar las sociedades canadiense y estadounidense... A los que se añade uno nuevo: los pequeños recortes de un supuesto discurso histórico para la historia de la humanidad que abren cada capítulo, y que al final nada aportan al desenlace.
El cual, por cierto, es frenético e inteligente a partes iguales: exceptuando la sencillez con la que Mary consigue acceder al ordenador de Krieger, y la ya comentada hipérbole mística que afea sus pasajes finales, el resto raya a gran altura: la trama oculta de Krieger, la accidental participación de Ruskin en la misma, el vertiginoso desarrollo de la acción a caballo entre ambos universos, la sorpresa final de los potencialmente infectables por el virus modificado... Hasta el epílogo resulta convincente a la hora de atar cabos. Pero supongo que, frente a todos ellos, el mojigato enfoque religioso constituía un mayor gancho a nivel de ventas. Aun así, un meritorio cierre a una entretenida trilogía, que a pesar de sus innegables virtudes no pasará a la historia.
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