domingo, 16 de enero de 2022

"Espacio relevación" (2000). Alastair Reynolds

Tras el paréntesis de mi última entrada, retomo espero que ya de manera definitiva hasta el final la reseña de algunas de las más relevantes novelas de los principales escritores británicos de ciencia-ficción. Seguimos avanzando en el tiempo y llegamos ya a los albores del siglo XXI, que fue cuando vio la luz "Espacio revelación", la primera novela de Alastair Reynolds. Que con los años ha dado lugar a una saga de novelas ambientadas en el mismo universo, y traducidas también a nuestro idioma, lo que refleja la riqueza de ideas y elementos de esta primera obra. Y es que se trata de una novela repleta de sugerentes tecnologías, brillante desde el punto de vista astronómico, y plausible respecto a la evolución futura de la humanidad y otras especies inteligentes de la Galaxia. Pero de lectura ardua en su mayor parte, mal desarrollada, con líneas narrativas que chocan más que convergen, y demasiadas páginas intrascendentes.

No cabe duda de que el hecho de ser la opera prima de Reynolds influyó en muchos de los defectos que acabo de mencionar. Pero lo cierto es que la novela exige un esfuerzo consciente para no abandonar su lectura durante la primera mitad. Porque aunque arranca con lo que parece una investigación arqueológica sobre una especie desaparecida (los amarantinos, antiguos pobladores de Resurgam), pronto deriva en una serie de saltos inconexos hacia delante y hacia atrás en el tiempo de sus tres líneas narrativas poco relacionadas con la arqueología: la de Dan Sylveste, el hombre que según Reynolds ha pasado por más experiencias únicas en toda la galaxia, y que es la única que ofrece ciertas dosis de acción coherente; la de Volyova y el resto de Ultras que llevan una vida francamente inverosímil a bordo de la bordeadora lumínica "Nostalgia por el infinito"; y la de Khouri, una extraña asesina a sueldo de motivaciones mal expuestas. La confusión reinante en todas estas páginas, la continua mención a lugares, especies y artilugios que seguramente están muy claros en la cabeza del escritor pero que no es capaz de presentar con cierta solvencia al lector, y la ausencia de un motor que dinamice la lectura, causan un efecto desolador.

Y es una pena, porque el libro encierra civilizaciones de rasgos muy ingeniosos aunque pobremente expuestos (Malabaristas de Formas, Combinados, Desertores), marcos escénicos plausibles y atrayentes (Giro a la Deriva, Yellowstone, Espacio Revelación, Cerberus-Hades), avances tecnológicos cautivadores (espuma fractal, simulaciones de nivel alfa y beta, la cabeza de puente, tau-neutrinos, incluso la habitación araña de la bordeadora lumínica), y unos profundos conocimientos astronómicos, así como sobre las características plausibles de estrellas, planetas y otros cuerpos celestes, que por sí mismos ya deberían haber bastado para justificar la lectura de "Espacio revelación".

El número de páginas que transcurre desde que el lector tiene claro que Reynolds va a hacer converger las tres líneas narrativas hasta que el escritor lo consigue no habla bien de sus capacidades literarias, aunque para mí fueron más desesperantes aún todos los capítulos que transcurren a bordo de la bordeadora lumínica hasta que por fin comienza el descenso a Cerberos. Otros defectos menores pero apreciables son la pequeñísima letra de la primera edición en español, que abunda en la sensación de fatiga durante la lectura, la presencia de numerosos barbarismos y símiles poco adecuados para los conceptos que deberían ser habituales en la vida del siglo XXVI, capítulos de extensión muy variable sin que su punto de término sea a veces comprensible, y unos fútiles intentos por aumentar el elemento de intriga mediante una última revelación, a veces muy pobremente esbozada, con los que se cierran muchos de ellos.

Aunque los personajes principales no resultan amigables, en su mayoría están lo suficientemente caracterizados para resultar distinguibles (si bien la distinción entre Sylveste y la simulación de nivel beta que da vida a su padre y que acaba fusionándose con su hijo a veces complica la lectura). Si a este relativo acierto le unimos que la historia detrás de las existencia de Cerberus-Hades, cuando por fin se desvela, resulta original y cósmicamente atrayente, y que el desenlace sí posee las dosis suficientes de acción y de sentido de la maravilla bien aprovechado, el lector que consigue llegar hasta el final seguramente se sienta recompensado. Pero cuesta. Y ello explica por qué no me he animado a continuar con la lectura del resto de novelas de esta saga.

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