sábado, 18 de diciembre de 2021

"La telaraña entre los mundos" (1979). Charles Sheffield

Tras el inesperado paréntesis de mi anterior entrada, retomo la reseña de algunas de las novelas más representativas de los más relevantes escritores británicos de ciencia-ficción. Seguimos avanzando en el tiempo y nos situamos en el año 1979, que fue cuando vio la luz "La telaraña entre los mundos", una de las novelas más conocidas y frecuentemente reeditadas de Charles Sheffield. Que en aquellos años daba sus primeros pasos como autor, si bien no por ello debemos esperar los defectos habituales en escritores noveles. Y es que la presente es una novela de gran interés, que apela a la inteligencia del lector, y a la que sólo se le puede reprochar un defecto importante: la endeblez literaria del argumento inicial.

Porque es probable que a lo largo de la lectura el lector tenga la sensación de que la mera construcción del Tallo (la telaraña a la que alude el título) no puede aportar los soportes necesarios para forjar una auténtica novela, y que Sheffield, consciente de ello, intenta superar este inconveniente recurriendo a la problemática que rodea a los principales personajes. Problemática que, aunque sea de una notable consistencia literaria, se percibe como una parte claramente diferenciada de la obra de ingeniería que se espera sustente la trama. Ahondando en los defectos, debo reseñar también una perceptible falta de "gancho" a la hora de introducir el elemento de suspense: la maldad de Morel, la utilización de los Duendes, todo se sospecha con demasiada antelación.

Sin embargo, la novela merece una reseña gracias a sus abundantes virtudes. Por supuesto, el diseño y la construcción del Tallo, el ascensor orbital con el que Sheffield se adelantó en unos meses a Clarke y sus "Fuentes del Paraíso" a la hora de escribir una novela sobre tan atrayente artefacto. El audaz contraste de ideas entre Regulo y Rob, las explicaciones científicas del más alto rigor, y la más absoluta verosimilitud en la puesta en funcionamiento son bazas seguras que se derivan de dicha construcción. También es destacable el hábitat de Atlantis, original y fascinante, así como la compleja personalidad de determinados personajes, con una ambigüedad moral desconcertante (Senta, Regulo, Corrie...). Otro acierto de Sheffield es la abundancia de nuevos y determinantes elementos: desde la taliza y sus devastadores efectos, hasta las bases espaciales, avanzadilla de la conquista del Sistema Solar, pasando por el calamar inteligente o los nuevos tipos de cáncer.

A otro nivel, menos esperable en un escritor catalogado como autor de novelas de ciencia-ficción hard, no debo pasar por alto la introducción, en la línea de Robert Silverberg, de continuas reflexiones sobre la vida y la condición humana, puestas en boca de diversos personajes. Asimismo es de resaltar la habilidad de Sheffield para aumentar la intensidad narrativa cuando la novela lo requiere: desde la exploración de Rob por la esfera de agua, hasta su enfrentamiento final con Morel. Por otra parte, el escritor también deja constancia de su habilidad como creador de marcos escénicos en la apreciable diversidad de escenarios: el Centro de Control, Camino Abajo, incluso los planetas más próximos cuando relata los comienzos de Regulo.

En suma, aun sin tratarse de una novela especialmente popular, ni haber alcanzado la categoría de clásico, "La telaraña entre los mundos" encierra todo un conjunto de ideas, propuestas y situaciones que justifican sobradamente su lectura más de cuarenta años después.

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