Con la entrada de hoy prosigo mi recorrido en orden cronológico por alguna de las sagas que aún no habían aparecido en este humilde blog. O no en toda su extensión, como es el caso de la novela que les traigo hoy. Que, además, posee otra particularidad: es una saga escrita por un escritor español. En concreto, se trata de la Trilogía Victoriana del gaditano Félix J. Palma. Una saga de la que ya les había hablado a través de su primera entrega, "El Mapa del Tiempo", cuando realicé mi recorrido por los escritores más representativos de la literatura de ciencia-ficción en España. Pero en la que nunca había seguido profundizando. Y es que, como ya expuse en su momento, su lectura no me acabó de cautivar y, tratándose de una serie de novelas muy extensas, no tenía muy claro si algún día me animaría a proseguir con su lectura. Pero, años más tarde, finalmente le di una oportunidad a su segunda entrega, "El Mapa del Cielo", y por eso se la traigo hoy por aquí. Y es que, aunque comparte varios defectos con su predecesora, se trata de una entrega, en mi opinión, ligeramente superior a ella, que dentro de una trama de ciencia-ficción inserta una historia de amor, y adereza el conjunto incorporando a varios personajes históricos.
Como les anticipaba, uno de los fallos principales del libro es su extensión excesiva. Y eso es algo muy evidente desde el propio comienzo: por mucho que el autor necesite refrescarnos algunos pasajes de "El Mapa del Tiempo" para poder disfrutar de esta segunda entrega, y por mucho que juegue a ser el narrador omnisciente con poder absoluto sobre lo que va a experimentar el lector, la lentitud que lastra el comienzo será aplicable a prácticamente toda la obra. Y lo mismo cabe decir respecto a su morosidad verbal. A lo largo de más de setecientas páginas Palma nos llegará incluso a relatar varias veces los mismos sucesos desde el punto de vista de diferentes personajes. Y lo hará mediante una cantidad ingente de párrafos larguísimos, y por el contrario, mediante muy pocos diálogos. Aunque si el lector pone un poco de su parte y no se deja abrumar por estas dificultades, la lectura termina siendo entretenida. Y mantiene la intriga hasta el final.
Porque la historia de amor que supuestamente dinamiza la novela es en realidad un aspecto complementario de una narración de aventuras en la que Palma recurre a varias de las temáticas más conocidas en la literatura de ciencia-ficción (el primer contacto, la invasión extraterrestre, los universos paralelos, el viaje en el tiempo y sus paradojas...). Un despliegue que para el aficionado al género puede resultar poco llamativo y hasta pesado, pero del que el autor sale airoso de cara al público general gracias a condimentos como cierta ambientación steampunk o el homenaje a tótems de la literatura anglosajona, como Edgar Allan Poe o Herbert George Wells.
La profundización en algunas de las vivencias de ambos escritores (en el caso de Wells, prácticamente recorre su vida de cabo a rabo), y la alteración que realiza de las mismas para adaptarlas a una trama que, poco a poco, irá encajando una sucesión de piezas aparentemente inconexas contribuye, sin duda, a que el público anglosajón se haya interesado por esta novela (su traducción al inglés constituyó un notable éxito de ventas). Pero también hay que reconocer que servirse de personajes y episodios conocidos le facilita el trabajo al escritor, pues una vez documentado al respecto, ya tiene a sus personajes principales creados, y sólo es cuestión de rodearlos de otros ya predefinidos por el argumento para completar su elenco. Aun así, el protagonista real del libro, Wells, se me antojó un tanto estereotipado, rígido en su caracterización. Y la supuesta pareja protagonista, el ricachón Gillian Murray y la bella joven Emma Harlow, encargados de ofrecernos la historia de amor, desempeñan un rol a menudo secundario, y desaparecen cuando aún queda casi una quinta parte de la novela, sin haber influido de manera determinante en la misma.
Siguiendo con los defectos de esta segunda entrega, el "mapa del cielo" que le da título no termina de ser el elemento que vertebre sus tres partes, y el mensaje que Palma intenta ofrecer con él, no termina de entenderse. La prosa del escritor, aunque original, fluida y bien surtida de recursos estilísticos, a veces peca de un afán de lucimiento excesivo, y otras de errores obvios a la hora de emplear nuestro idioma (por ejemplo, hatajo sin "h", "olor" en vez de "loor", "conciencia" en lugar de "consciencia", o la conjugación incorrecta en plural de sujetos que enuncia en singular como "la mayoría" o "nadie"). En otro orden de cosas, el escritor a veces se excede en su juego con el lector, y lo engaña abiertamente en busca de un elemento sorpresa tan exacerbado que en ocasiones se vuelve contra él. Y conforme avanza la lectura, se va imponiendo la sensación de que todo es posible, y que por lo tanto, el autor puede tomarse la licencia de fantasear mucho más allá de lo verosímil.
A cambio, debo reseñar que el elemento científico está razonablemente bien tratado en sus múltiples vertientes, especialmente si lo miramos a través del prisma de los conocimientos tecnológicos y científicos de finales del siglo XIX. Y también que incluso subtramas aparentemente sin hilazón van convergiendo de manera convincente conforme avanza la lectura. El escritor logra a menudo su cometido de generar intensas emociones en el lector (de la ternura al terror, de la intriga a la desesperanza). Y gana puntos cuando nos presenta esa especie de sociedad maquinal, casi distópica, que instauran los marcianos en la Tierra tras su victoria. Hasta culminar su lista de aciertos con esa oda al amor que nos ofrece como conclusión a tanto derroche creativo, a tanto extraterrestre malvado y tanta recreación de la obra de Wells. Aunque el resultado de semejante esfuerzo no me convenció tanto como para decidirme a iniciar la lectura de la tercera y última entrega de la saga, "El Mapa del Caos". ¿Me animaré algún día?
Un apasionado de la literatura de ciencia-ficción y escritor a tiempo parcial que dedica parte de sus escasos ratos libres a compartir su pasión con el resto de aficionados.
viernes, 28 de marzo de 2025
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"El Mapa del Cielo" (2012). Félix J. Palma
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