Con esta entrada comienzo mi revisión de los Premios Nébula en la década de los ochenta, la tercera década de existencia de los galardones de más prestigio de la literatura de ciencia-ficción en mi humilde opinión. Tengo sentimientos encontrados respecto a esta década. Porque por una parte fue la década en la que descubrí el maravilloso mundo de la literatura de ciencia-ficción (nací en 1973). Pero por otra es la década que menos interesante me parece desde el punto de vista literario desde que se crearon estos premios.
Aún recuerdo que fue en agosto de 1988 cuando, fuertemente influenciado por las novelas de Jules Verne que llevaba unos años disfrutando, me animé a leer "La máquina del tiempo" de Herbert George Wells por primera vez. Una novela que, por mi corta edad, no terminé de entender ni de disfrutar, pero que me caló por lo fascinante de su propuesta (por cierto que la volvería a leer unos pocos años más tarde). Aunque mayor fue el impacto que supuso leer en septiembre de 1990 los relatos cortos de "La edad de Oro" de Isaac Asimov, tan amenos y con unos prólogos tan cautivadores. El impacto de ambas lecturas fue tal que, treinta años después, aún sigo leyendo más ciencia-ficción que cualquier otro tipo de literatura, y por eso guardo un gran cariño a los ochenta.
Por otra parte, la década de los ochenta fue la década en la que se produjo la explosión definitiva del subgénero de la fantasía, que como ya he comentado en otras ocasiones me parece el hermano pequeño de la ciencia-ficción, más fácil de escribir y mucho menos interesante. De hecho, Gene Wolfe, el reconocido autor de novelas de fantasía, fue el autor que más nominaciones a los premios Nébula obtuvo a lo largo de la década. Una década que también vio el surgimiento del cyberpunk, otro subgénero para mí poco interesante por barroco y más centrado en la forma que en el fondo, y cuyos principales valedores fueron William Gibson y Bruce Sterling. Incluso los grandes nombres que se consolidaron dentro de la versión más clásica del género en la década de los ochenta, como Orson Scott Card (cuya foto ilustra la presente entrada) o David Brin, me parece que se sitúan literiariamente hablando un escalón por debajo de los escritores de referencia de otras décadas, desde Robert Silverberg a Arthur C. Clarke, pasando por Frederik Pohl o Ursula K. LeGuin.
Por eso la lista de selección de novelas galardonadas o nominadas a los Premios Nébula en los años ochenta es sensiblemente inferior a la de otras décadas. Aquí la tienen:
1981:
Ganadora:
"Cronopaisaje" - Gregory Benford
Nominada:
"Pájaro burlón" - Walter Tevis
1982:
Ganadora:
"La garra del conciliador" - Gene Wolfe
Nominada:
"Radix" - A. A. Attanasio
1983:
Ganadora:
"Sólo un enemigo: el tiempo" - Michael Bishop
Nominadas:
"Los límites de la Fundación" - Isaac Asimov
"La transmigración de Timothy Archer" - Philip K. Dick
1984:
Ganadora:
"Marea estelar" - David Brin
1985:
Ganadora:
"Neuromante" - William Gibson
Nominadas:
"La fusión de mentes" - Jack Dann
"Los árboles integrales" - Larry Niven
1986:
Ganadora:
"El juego de Ender" - Orson Scott Card
Nominada:
"El cartero" - David Brin
1987:
Ganadora:
"La voz de los muertos" - Orson Scott Card
Nominada:
"El cuento de la criada" - Margaret Atwood
1988:
Ganadora:
"La mujer que caía" - Pat Murphy
Nominada:
"La fragua de Dios" - Greg Bear
1989:
Ganadora:
"En caída libre" - Lois McMaster Bujold
Nominada:
"Las torres del olvido" - George Turner
1990:
Ganadora:
"El color de la guerra" - Elizabeth Ann Scarborough
Nominada:
"La nave de un millón de años" - Poul Anderson
Como quizá puedan deducir, para mí lo mejor que sucedió en la década de los ochenta, como los premios Nébula supieron reconocer gracias a varias nominaciones, fue el excepcional nivel que alcanzó, sin hacer ruido ni requerir colecciones especializadas, el subgénero de las distopías, con novelas tan recomendables como "Pájaro burlón" de Walter Tevis o "Las torres del olvido" de George Turner. Sin olvidar, por supuesto, que en su última década de vida Isaac Asimov regresara a la ciencia-ficción a tiempo casi completo. Es cierto que sólo una de sus novelas de esta década ("Los límites de la Fundación") fue nominada a los Premios Nébula, pero para mí habrían merecido mejor suerte alguna otra de las novelas con las que expandió la saga de la Fundación (en particular la excepcional "Preludio a la Fundación"), e incluso alguna de las novelas con las que hizo crecer la saga de los Robots (como "Robots e Imperio").
Sin más dilación, les emplazo a mi próxima entrada para reseñar aquellas novelas de la lista de novelas de los ochenta que aún no hayan tenido una entrada independiente en este humilde blog.
Un apasionado de la literatura de ciencia-ficción y escritor a tiempo parcial que dedica parte de sus escasos ratos libres a compartir su pasión con el resto de aficionados.
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