miércoles, 23 de octubre de 2013

Fundación y Tierra (1986). Isaac Asimov

Con esta entrada termino la reseña de las novelas de la Fundación que merecen ser leídas (todas, en realidad). "Fundación y Tierra" fue la quinta novela que escribió Asimov para la saga, si bien cronológicamente es la séptima y última. Como su propio título indica, Asimov propone un guiño al lector ambientando el desenlace de la saga en la búsqueda del planeta matriz, la legendaria Tierra. Aunque en realidad el rasgo más característico de la misma es el peso que en ella adquieren los robots, un elemento que Asimov incorporó a la saga durante su segunda época, pero que sólo aquí adquieren una nítida función de conexión con su saga de los robots, personificada en la figura de R. Daneel Oliwav y la consecuente ley cero de la robótica ("Un robot no puede causar daño a la humanidad o, por inacción, permitir que la humanidad sufra daño.").

Aunque no debería ser así, la impresión general de una saga suele venir determinada por la de la última novela que hemos leído de la misma. Afortunadamente, "Fundación y Tierra" es una más que digna manera de rematarla: sin ser la mejor novela de la saga, tampoco es la peor; en mi opinión se encuentra al mismo nivel que "Hacia la Fundación" o "Fundación e imperio", que ya es bastante. A ello contribuye sin duda que Asimov respetó las principales señas de identidad que caracerizan la saga: fiel a la estructuración ya conocida, Asimov la estructuró en siete partes, cada una de ellas titulada a partir del lugar en el que transcurre la acción. Los protagonistas principales siguen siendo los mismos que en "Los límites de la Fundación" (Golan Trevize y Janov Pelorat), lo que garantiza que la novela sigue sosteniéndose principalmente en los característicos y amenos diálogos del Buen Doctor.

Lo cierto es que las primeras páginas del libro (ubicadas en el planeta Gaia) hacen temer una calida similar a la de "Los límites de la Fundación", que como ya comenté hace unos días entretiene pero no apasiona. Asimov intenta en ellas justificar el final un tanto cuestionable de su anterior novela mediante un tema un tanto recurrente: la exaltación de la Galaxia como concepto frente a los seres individuales. Este hecho, junto con un evidente intento de poner en situación al lector, las convierten en las peores de la novela, siendo lo más interesante de las mismas la incoporación de un habitante de Gaia (Bliss), como tercer protagonista de pleno derecho.

Sin embargo, a raíz de la partida hacia Comporellon (segunda parte, hacia la página 50 aproximadamente) vuelve el Asimov de altos vuelos: la trama gana en interés, y además se ubica en unos marcos escénicos fantásticamente concebidos y estratégicamente distribuidos para dar dinamismo a la obra, de manera similar a como haría un par de años después en "Preludio a la Fundación". Así, el lector irá entrando en contacto con el planeta Aurora (del cual proviene Daneel), Solaria, Melpomenia, Alfa, y en última instancia (cómo no), la Tierra. El continuo devenir por los mundos aporta, además, situaciones inesperadas y personajes cautivadores, haciendo que la interrupción de la lectura resulte cada vez más difícil. Además, los periodos de vuelo de un mundo a otro sirven para enriquecer la narración con interesantes elementos del máximo rigor científico en general y astronómico en particular. En otras palabras, auténtica ciencia-ficción.

Así, el lector devora las páginas hasta llegar al final, que no propone un desenlace dramático como otras entregas de la saga, pero sí razonablemente convincente y cohesionado para una serie tan fastuosa. No obstante debo hacer dos precisiones al respecto: primera, que para una mejor comprensión del mismo es recomendable haber leído antes las dos últimas novelas de la saga de los robots ("Los robots del amanecer" y "Robots e Imperio"), y segunda, que en dicho final yo eché de menos una mayor transcendencia final de toda la labor realizada por las dos Fundaciones, pues en mi opinión da la impresión de que la mayoría de las actividades que realizaron ambas a lo largo de las distintas novelas hubieran caído finalmente en saco roto. De hecho, se dice que Asimov siempre tuvo en mente una posible continuación, pero que nunca encontró la manera de hacerla realidad y por eso sus dos últimas entregas fueron precuelas. A raíz de la calidad que en mi opinión desprenden "Preludio a la Fundación" y "Hacia la Fundación", me alegro de que fuera ése el caso.

Les espero en mi próxima entrada con la reseña de la primera novela de una nueva saga.

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