Una entrada más continúo reseñando cronológicamente las novelas ganadoras o nominadas a los Premios Nébula durante la década de los ochenta que aún no habían tenido una entrada independiente en este humilde blog. Ha llegado el momento de comentar "El cartero", una de las novelas más conocidas del estadounidense David Brin. Que no se alzó con el Premio Nébula de 1986 (ese honor le correspondió a "El juego de Ender", que reseñé en mi anterior entrada), pero que considero bastante superior a la ganadora, además de una novela más lograda que "Marea estelar", la novela del propio Brin que se había alzado con el Premio Nébula tan sólo un par de años antes. Y es que sin tratarse tampoco de una obra excepcional a causa de sus altibajos, se trata de una brillante novela de aventuras con un trasfondo especulativo realmente impactante.
Quizás la mayor virtud de esta obra sean sus primeras cien páginas, prácticamente perfectas. Partiendo de una acertada idea original (la adopción que Gordon hace por pura necesidad del rol de cartero en unos Estados Unidos post-apocalípticos), Brin subraya la dureza de la vida en esa época, equilibrándola sabiamente con la ilusión que despierta en las gentes un símbolo de los tiempos perdidos como es el cartero, y aderezándola con los episodios de ternura entre Gordon y Abby en Pine View. Podríamos hablar de una "novela corta" formidable.
Otra virtud de la novela es la habilidad narrativa que exhibe en ella Brin, mezclando continuas descripciones de los lugares y climas en los que transcurre la acción con un elenco de personajes que se comporta de manera creíble. Dos episodios concretos rayan, en mi opinión, a gran altura: el rescate del niño de manos holnistas en Eugene, aun a costa de la muerte de la madre, y el ambiente en el campamento holnista de Corvallis en el tramo final, presidido por las cruentas personalidades de Bezoar y Maddin.
Y es que los holnistas representan una acertada encarnación de los peores aspectos del ser humano (Brin incluso llega a proporcionar un supuesto texto de Holn). Otro detalle logrado es el Acta de Recuperación Nacional del Congreso Provisional de los Estados Unidos Restablecidos, pergeñada por Gordon. Y también son de agradecer las sólidas y repetidas explicaciones sobre los hechos que han conducido al desmorotamiento de los Estados Unidos (Tercera Guerra Mundial, cambio climático, desórdenes internos...).
"El cartero" es una novela que carece de graves defectos, pero sí pequeños desaciertos que, sumados en conjunto, afean ligeramente la impresión global. A saber: cierta sensación de alargamiento forzado de la novela, recurriendo a elementos motores (Cíclope, George Powathan) cuya relevancia no siempre parece estar justificada; un excesivo aunque por otra parte comprensible número de personajes, que se suceden en las páginas sin descanso, y que resultan difíciles de retener para el lector; la extraña relación entre Gordon y Dena, una mujer guiada por su tendencia a la locura y su implicación pro-feminista; el recurso al concepto de "acrecentados", difícilmente asumible y ni siquiera relevante para el desenlace de la novela; la ocultación de la amenaza que supuestamente acorrala a los supervivencialistas desde California; y un final abierto y hasta cierto punto esperable, sin que quede claro qué había estado buscando Gordon en realidad (y qué sigue buscando). Por lo que no podemos hablar de clásico, pero sí de una novela recomendable y disfrutable.
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