domingo, 26 de mayo de 2013

Visiones peligrosas I (1967): Harlan Ellison

Como ya anticipaba en mi anterior entrada, "Visiones peligrosas" es probablemente la antología más famosa del género. Por un doble motivo: en primer lugar, por cuándo se concibió; y en segundo lugar, por su contenido. Lo intentaré explicar en los siguientes párrafos.

Cuando se concibió en 1966 habían transcurrido 40 años desde la aparición de la primera revista del género, y casi 30 desde que John W. Campbell había establecido los parámetros básicos del género. Que por aquel entonces ya estaba consolidado, pero que empezaba a mostrar una tendencia al conservadurismo impropia de un ámbito tan fértil, en especial en editores y directores de revistas. En respuesta a ello estaba surgiendo la para mí irregular "New Wave". Pero no era el único intento por renovar el género. El joven Harlan Ellison llevaba por aquel entonces 10 años en el género, granjeándose una justa fama de niño terrible, e instigado por mi admirado Robert Silverberg acometió una tarea que iba a desencadenar una auténtica revolución: la novedosa tarea de solicitar a los escritores menos encasillados del género relatos que nunca antes hubieran sido publicados (bien por el rechazo de los editores, bien por haber sido escritas a propósito para esta antología), y recopilarlos en tapa dura como muestra de lo mucho que todavía podía dar de sí el género. En palabras del propio Ellison "pretendía ser un cuadro de los nuevos estilos de literatura, osados lanzamientos, pensamientos poco populares". Cuando ya estuvo lista, Ellison aprovechó para denunciar en su jugosa introducción cómo la "ficción especulativa" (el término es suyo) estaba siendo absorbida por la literatura mainstream por sus enormes posibilidades, pero sin embargo dentro del género parecía haber llegado a un callejón sin salida y animaba al escritor del género: "Elimina todas las barreras, no te dejes frenar con nada, ¡di lo que tengas que decir!".

El resultado de esta tarea fue una antología de 32 relatos, repartidos en tres volúmenes, de los cuales hoy pretendo descubrirles los momentos de mayor calidad del primero. Que al incluir dos prólogos y una introducción, sólo está compuesto por ocho visiones, con sus correspondientes reseñas por parte de Ellison y del propio escritor.

Además de la introducción a la que ya he aludido, este volumen contiene dos prólogos firmados por Isaac Asimov. Ellison pidió al Buen Doctor una visión peligrosa para su inclusión en la antología, pero consciente del cambio que se estaba produciendo y de las implicaciones que acarrearía, Asimov aclaraba: "cualquier historia que yo escribiera iba a dar la nota falsa. Sería demasiado solemne, demasiado respetable y, por decirlo claramente, demasiado conservadora. Así que en vez de ello acepté escribir una introducción: una solemne, respetable y completamente conservadora introducción". En la cual no obstante aprovechó para referirse al cambio que se estaba produciendo como la "Segunda Revolución" del género y para dar las razones que en su opinión estaban dando lugar al mismo. El segundo prólogo, mucho más breve, es típicamente asimoviano: una mordaz e ingeniosa reseña sobre Harlan Ellison, replicada por el propio Ellison a pie de página.

Y en cuanto al contenido, esta primera parte alberga relatos de cinco escritores clásicos del género, una broma a dos bandas en la que también participa Ellison como escritor, y otro relato irrelevante de la para mí desconocida Miriam Allen deFord. Lester del Rey, Robert Silverberg y Philip José Farmer contribuyen con visiones ciertamente peligrosas pero no del todo inspiradas: del Rey abre boca con un relato bien construido, alegórico, pero demasiado previsible; Silverberg, que para mi gusto está más cómodo en la novela que en el relato, aporta una historia con su sello personal pero injustificadamente cruel; y Farmer vuelve a su defecto más habitual: antepone el escándalo a la calidad, con un relato muy largo (más de 60 páginas), complejo, provocador, pero falto de estructura y fondo, y realmente difícil de leer.

Usar a un personaje como Jack el Destripador no parece una buena idea para un relato de ciencia-ficción, pero es lo que hace con corrección Robert Bloch y es con lo que corresponde a un nivel inferior Harlan Ellison, en sendos relatos de los que lo más interesante es en mi opinión la descripción del proceso que dio lugar a los mismos.

Obviamente me he reservado para el final los dos mejores relatos de la antología, que no sólo cumplen con su premisa de visión peligrosa, sino que para mi gusto son dignos de figurar en cualquier selección de relatos de género. "El día siguiente a la llegada de los marcianos" muestra por qué Frederik Pohl ha sido uno de los referentes del género durante tantas décadas de actividad: el sugerente título anticipa un relato originalmente ambientado, distendido, pero hirientemente moralizante. Y el que cierra este primer volumen es sin duda el mejor: "La noche en que todo el tiempo escapó", del británico Brian W. Aldiss, toca uno de los conceptos de los que más y mejor se ha ocupado la ciencia-ficción, el tiempo, pero de una forma inverosímil, a la vez que cautivadora y bien escrita y estructurada. Les animo a disfrutar con él, y les emplazo a mi revisión del segundo volumen de estas visiones peligrosas.

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