Con la entrada que les traigo hoy voy a dar continuidad al recorrido que inicié hace unas semanas por los autores y las obras más reprensentativas del subgénero de la ciencia-ficción dura. Estamos a finales de la década de los sesenta y, por lo tanto, le ha llegado el turno al norteamericano Poul Anderson. Un escritor que siempre permaneció en un discreto segundo plano frente a los grandes nombres de su época, aunque se trata de un autor sólido y versátil, de larga trayectoria en el género. Y la que reseño hoy es su obra más claramente identificable y reconocida como "ciencia-ficción dura". Que, como sucede con los grandes títulos de este subgénero, aún puede leerse perfectamente después de más de medio siglo desde su publicación. Porque estamos ante una muy interesante novela sobre la exploración interestelar a velocidades sublumínicas, que con un poco más de fuerza en su desarrollo habría podido alcanzar la condición de clásico.
Lo primero que sorprenderá gratamente al lector será el dominio que exhibe Anderson sobre este tipo de viajes. No sólo los distintos elementos científicos y tecnológicos están, como cabría esperar, muy bien detallados (propulsores de hidrógeno, campos de fuerza, nave Bussard...), sino que se explican con un rigor digno de la más estricta ciencia-ficción dura los efectos ópticos de la propagación a velocidades próximas a la de la luz, los efectos relativistas, e incluso el porqué del título ("cuanto más cerca está c de v, más se acerca tau a cero"). Si a ello le unimos un elenco adecuado de personajes para sacar lo máximo posible del viaje interestelar propuesto, y el perceptible esfuerzo del autor por caracterizar a muchos de ellos a pesar de tratarse de una novela que gira incuestionablemente en torno al elemento científico (Lars Telander, Emma Glassgold, Carl Reymont...), entenderemos que las expectativas del lector en seguida se vuelvan muy altas. Mas aún a partir del accidente con la nebulosa, tan bien relatado como sorprendentemente comprensible incluso para desconocedores de la materia, y que condiciona el desarrollo del resto de la novela.
Sin embargo, tras los primeros capítulos los acontecimientos se ralentizan y disminuyen los episodios de acción. Especialmente en las páginas posteriores al accidente, netamente especulativas y sin apenas fuerza narrativa. Si bien esta relativamente negativa impresión se mantiene durante la segunda mitad de la novela, el autor sigue presentando los distintos hitos que tenía previstos, pero lo hace sin emocionar realmente. De hecho, el lector puede tener la impresión de que la novela ha pasado a convertirse en una serie de pequeñas decepciones periódicas.
Probablemente lo mejor de la novela sean las implicaciones cosmológicas del tiempo transcurrido: fruto de la resolución de pilotar la Leonora Christine "a toda máquina", se presenta ante los ojos del lector la inmensidad del espacio-tiempo, tan difícil de aprehender como fascinante. Otros logros que no conviene obviar son el buen conocimiento que exhibe el escritor acerca de las tradiciones de una Suecia hemegónica a nivel mundial, las frecuentes reflexiones sobre la condición humana y el comportamiento de un grupo cerrado, aislado y sin esperanza de supervivencia, el primer embarazo a bordo (una baza inesperada que anima el un tanto anodino tramo final), y el desenlace (si no quieren averiguarlo de antemano, pasen al siguiente párrafo: el hallazgo con el que los tripulantes podrán comenzar una nueva era para la humanidad).
Para finalizar, reseñar algunos defectos menos relevantes que la falta de chispa a la que aludía antes, pero incuestionablemente presentes: los posiblemente excesivos episodios de sexo (tantos, que a veces resulta difícil saber cuál es la pareja actual de cada personaje, aunque quizá el autor justificaría este aspecto como algo inevitable en un entorno auto-contenido); algún que otro personaje que aparece como recurso de última hora cnad la narración está muy avanzada; y ocasionales imprecisiones descriptivas (¿dónde está la nave en las páginas finales?). En todo caso, no tan notorios como para no recomendar esta novela si quieren conocer cómo fue evolucionando desde sus inicios la ciencia-ficción dura.
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