Una entrada más prosigo con la reseña de novelas de referencia de los principales escritores británicos de ciencia-ficción. Poco a poco nos vamos acercando a la actualidad, puesto que fue en el año 2008 cuando vio la luz "Inundación", una de las novelas traducidas al español de Stephen Baxter. Y que además, con el tiempo, ha dado origen a una trilogía, de la cual solamente la segunda entrega ("El arca", 2009) se encuentra disponible en nuestro idioma. Ya he reseñado en este mismo blog varias novelas de Baxter, todas ellas de gran nivel ("Evolución", "Antihielo", "Emperador"), y ésa es la razón principal por la que esta vez me he decantado por hablarles de "Inundación". Porque, aunque se trata de una obra impregnada por su reconocible personalidad como escritor, les adelanto que me pareció una obra menor de un Baxter en baja forma. Y es que, pese a tratarse de un tema atrayente, presentado de manera rigurosa, que alterna explicaciones y especulaciones científicas, y que recorre con buen criterio el planeta para ofrecernos la mejor perspectiva, la trama me pareció floja, y los personajes, endebles. Y lo que es peor, que desprende una incontenible sensación de trabajo a medio terminar.
El gradual aumento del nivel de los océanos es una preocupante realidad contemporánea, que Baxter magnifica recurriendo a las grandes masas de agua que supuestamente se encuentran bajo el manto terrestre. De suerte que en las cinco partes en las que estructura la novela, y en tan sólo treinta y seis años, es capaz de presentarnos desde las primeras inundaciones en las urbes costeras hasta la desaparición de los últimos vestigios terrestres. Un panorama subyugante, quizá inverosímil por excesivamente acelerado, pero que el escritor desaprovecha por múltiples razones.
La más obvia es que los personajes no resultan ser los protagonistas de la obra. Ni siquiera articulan o dan continuidad a la trama: ese rol le corresponde a la subida exponencial del nivel de las aguas. Causando que la novela se resienta desde el comienzo: Baxter arranca con un grupo de secuestrados que ha permanecido en cautiverio nada menos que cinco años (!!) a causa de una especie de Guerra Civil que azota la España de 2016. Menos comprensible es su liberación por la corporación AxysCorp de Nathan Lammockson (una suerte de poder fáctico transnacional que prospera mientras que los gobiernos nacionales van desapareciendo). Y aún menos admisible es la lealtad que se crea entre los miembros del grupo, la cual se antepondrá a lo largo de la novela a familias y actividades profesionales en los incesantes y abusivos reencuentros.
Otra razón es el bajo nivel de las dos primeras partes, centradas casi en exclusiva en describir cómo ciudades emblemáticas (Londres, Nueva York) van siendo desvastadas por las inundaciones. La primera parte en especial (2016 - 2017) es realmente floja: páginas y más páginas dedicadas a describir hasta el más mínimo detalle de la geografía británica, con personajes que deambulan sin rumbo fijo (y con una flema británica extrema para no alterarse ante tamaños acontecimientos), y una sensación de primer borrador no trabajado. La cosa mejora sólo ligeramente en la segunda parte, que adolece de los mismos defectos, pero al menos se apoya en el hallazgo de la climatóloga Tandy Jones para dotar a los capítulos de cierta hilazón.
Otros defectos reseñables son: el escaso dramatismo con el que el escritor recrea pasajes que deberían ser todo lo contrario; unas anotaciones de Kristie Carson que deberían funcionar como complemento narrativo y espacio especulativo, pero que a veces se vuelven irrelevantes (o incluso escritas directamente por el narrador, y no por Kristie); el recurso al hijo de Nathan (Hammond) cuando no ha aparecido en los tres quintos anteriores; unos personajes que con frecuencia exhiben reacciones anómalas; y las lógicas dificultades para cohesionar una novela que abarca tantos años.
Afortunadamente, la impronta de Baxter es reconocible en el mimo a la hora de elaborar y presentar el elemento científico (tan relevante en esta novela), exponiendo en todo momento los probables efectos de las crecidas, hasta cohesionarlas en su sugestiva especulación final sobre Gaia y los estados terrestres estables. También en los pequeños detalles, como los mapas mundiales en función del progreso de las inundaciones, o la estructuración en capítulos cortos y de prosa sobria para dinamizar la lectura de una novela tan extensa. Loable es asimismo el recorrido que realiza por buena parte del planeta (desde Perú hasta el Tíbet) para ofrecernos la panorámica más completa posible. Además, cuando a partir de la tercera parte se empieza por fin a fijar en los personajes, y nos plantea ideas tan potentes como el gas eugenésico, el Arca Tres, o el archivo noruego, la novela gana en interés. Y la exculpación que realiza de la responsabilidad humana, unida a la nueva humanidad que (según sus postulados) surgiría y se adaptaría en las incipientes comunidades balseras, mejora la impresión global de la novela, al tiempo que abre la puerta a esas continuaciones a las que aludía al comienzo de esta reseña. Y que, dada mi discreta valoración final, debo confesarles que no me he animado a leer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario