domingo, 27 de marzo de 2022

"Rosalera" (2018). Tade Thompson

Con la entrada que ahora comienzo doy por finalizado el apasionante recorrido por muchas de las mejores novelas de los más relevantes escritores británicos de ciencia-ficción. Estamos ya en 2018, año en el que vio la luz la traducción a nuestro idioma de "Rosalera", la novela más relevante hasta ahora en la obra de Tade Thompson. Que aun siendo británico de pura cepa, es hijo de emigrantes nigerianos, y vivió más de veinte años en el país africano. Lo cual dota a su producción de una personalidad muy especial. Algo especialmente apreciable en esta novela: de planteamiento original y ambientación cautivadora, mezcla ciencia-ficción con otros géneros, a la vez que cuida el elemento científico. Pero que en mi opinión resulta más pretenciosa que lograda, al tiempo que un tanto mareante a causa de las tres líneas temporales que plantea Thompson, y que se entrecruzan más de lo necesario.

El escritor juega con la baza de su doble nacionalidad para conferirle originalidad a su obra. Al situar toda la trama en Nigeria, ya tiene parte la ambientación en un futuro cercano asegurada. Y con el alicente extra de tratarse de un lugar prácticamente inédito en la literatura de ciencia-ficción, por lo que resulta sencillo atrapar al lector simplemente con presentar las miserias de su país, su corrupción, su crudeza, o su superpoblación. Si bien debo aclarar que la originalidad va más allá del marco escénico. Y es que Rosalera resulta ser una gran bóveda alienígena que una vez al año se abre para sanar a miles de enfermos, a pesar de lo cual continúa encerrando multitud de secretos. Y su protagonista, Kaaro, es un sensible, esto es, un telépata capaz de acceder a la xenosfera, un espacio intangible desencadenado por la llegada de los alienígenas a la Tierra. Como puede verse, todo un cóctel de elementos singulares.

Y es que estamos indudablemente ante una novela de ciencia-ficción, pero también de una obra que sigue fielmente la trama de una novela de detectives. También de una novela sobre telépatas. Y que incluso posee elementos de cyberpunk. Todo un ejercicio literario que podría haber resultado cautivador, y que durante su primer tercio resulta convincente, pero que acaba desinflándose por un fallo que se podría haber minimizado: la alternancia de al menos tres líneas temporales.

Las tres líneas nos muestran al mismo personaje (la vida de Kaaro "ahora", su vida cuando descubrió sus habilidades telepáticas, y cuando fue reclutado para la organización secreta S45 tras la aparición de Rosalera), y ello podría haber sido un elemento lo suficientemente centralizador para no despistar al lector. Porque un flashback en el momento adecuado puede aclarar el panorama o completar la narración, pero la realidad es que Thompson salta con una incontinencia fatigosa entre las tres líneas, logrando no sólo que el lector medio se desoriente, sino que la novela pierda mucha fuerza, sobre todo cuando la tensión debería alcanzar puntos álgidos.

A ello debemos sumarle el exceso de barbarismos, el gusto por la violencia gratuita, la visión casi siempre negativa del protagonista (y el autor) sobre cualquier consideración social (tan frecuente y tan exacerbada, que se convierte en previsible), el recurso a elementos fantásticos cuando Thompson lo considera oportuno (baste recordar a Molara, tan presente y sin embargo tan poco relevante a fin de cuentas), y un desenlace que, disperso entre las líneas narrativas, apenas cautiva, y resulta poco clarificador.

Estos defectos eclipsan un puñado de virtudes de "Rosalera" que van más allá de su originalidad y de su mezcla de géneros. Especialmente destacable es el elemento científico (los xenoformes, Ajenjo, la naturaleza de la invasión alienígena... todos ellos elementos complejos pero bien defendidos y presentados). También merece ser destacada su prosa directa y clara, que en parte es la responsable de que el lector no se desoriente del todo. Así como las vivencias de Kaaro, que justifican convenientemente la que termina siendo su personalidad en el "ahora". Así como una habilidad llamativa para desarrollar suficientemente gran cantidad de los muchos conceptos que encierra esta imaginativa novela.

Al final esa mezcla de virtudes y defectos deja una sensación agridulce. Y esa es la razón principal por la que aún no he decidido si leeré "La insurrección de Rosalera", la segunda parte de la trilogía en la que ya se ha convertido esta primera novela, y que está disponible desde hace no mucho para el lector en español.

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