Una entrada más continúo reseñando las novelas ganadoras o nominadas a los Premios Nébula durante la presente década. Llegó la oportunidad de hablarles de "Aniquilación", del escritor estadounidense Jeff VanderMeer. Se trata sin duda de una de las novelas más conocidas y populares de los últimos años, y que se alzó merecidamente con el Premio Nébula del año 2015. Y que es además la primera entrega de la denominada trilogía "Southern Reach", que fue concebida ya como tal desde el mismo momento de la publicación de "Aniquilación" (las otras dos entregas, "Autoridad" y "Aceptación", también vieron la luz en el año 2014). Situada en los límites de lo que podríamos considerar ciencia-ficción, se trata de una novela de argumento sencillo y extensión reducida pero cautivadora gracias a su acertado equilibrio entre aventura, misterio, especulación y las vivencias de su protagonista.
Antes de nada debo aclarar que mi valoración claramente favorable de la novela estuvo condicionada por haberse concebido ya desde el principio como primera entrega de la trilogía. Este hecho me hizo adoptar en todo momento una postura mucho menos exigente respecto a las aclaraciones y justificaciones proporcionadas por VanderMeer en esta primera entrega. Que son pocas e inconexas (nada se dice por ejemplo de cuestiones tan relevantes como la ubicación del Área X o de la naturaleza del Reptador). Pero que pasan relativamente desapercibidas frente a la coherencia ambiental y argumental que preside el libro.
Y es que son esos dos pilares los que aseguran el éxito de la novela: su ambientación y su argumento. La primera recrea una zona biológicamente equilibrada, bien estructurada gracias a sus zonas claramente diferenciadas (la frontera, el campamento base, la Torre, el poblado y el Faro), y con el suficiente número de especies reconocibles para que los elementos misteriosos de la misma no resulten completamente inverosímiles. Y el segundo, partiendo de la intrigante naturaleza del Área X, plantea una sencilla expedición compuesta por cuatro mujeres de las que sólo conocemos su profesión, a las que la asfixiante presión de lo desconocido conduce a desenlaces tan cautivadores como trágicos.
El tercer gran acierto de la novela es la habilidad narrativa del escritor. La elección de la bióloga como relatora en primera persona de una única línea narrativa es tan poco original como efectiva para que el lector se identifique con ella y empiece a experimentar sus aventuras. A ello hay que añadirle su capacidad para crear una atmósfera intrigante y opresiva, que linda con los géneros de la fantasía y el terror pero consigue mantener el rigor suficiente para no epatar al aficionado a la ciencia-ficción. Sin llegar a revelar más de lo estrictamente necesario en ningún momento, el autor entrega recurrentemente pequeñas píldoras que mantienen el interés del lector. Su prosa está literariamente elaborada, con matices líricos que la enriquecen sin llegar a resultar cargantes. Y su concisión (cinco capítulos y poco más de doscientas páginas) resulta refrescante en una época como la actual, caracterizada por páginas y más páginas de relleno.
Aparte de sus misterios no resueltos y de sus concesiones fantasiosas, la novela adolece de otros defectos menores como la innecesaria concesión a las modas de que todos los personajes sean femeninos (una circunstancia que no tiene relevancia alguna en los acontecimientos), ciertos comportamientos poco sensatos de la bióloga (como cuando casi al final renuncia a seguir explorando los niveles inferiores de la Torre y emprende el camino de regreso), y algún flashback a sus vivencias previas excesivamente extenso, que le resta ritmo narrativo al tiempo presente. A cambio, la excelente exploración psicológica que VanderMeer realiza de la bióloga, y el intenso final que remata su aventura (el cual recrea con acierto episodios previos de su vida) terminan de refrendar que estamos ante una novela notable. Y de paso reafirmaron mi decisión de continuar con la lectura de la trilogía, aunque por circunstancias varias aún no la he puesto en práctica.
Un apasionado de la literatura de ciencia-ficción y escritor a tiempo parcial que dedica parte de sus escasos ratos libres a compartir su pasión con el resto de aficionados.
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