domingo, 2 de junio de 2013

Visiones peligrosas II (1967): Harlan Ellison

Prosigo en esta entrada con la revisión de "Visiones peligrosas", la en mi opinión más relevante e influyente antología de relatos de la historia de la ciencia-ficción. Recopiladas por el transgresor Harlan Ellison en 1967, casi 50 años después siguen en su mayoría vigentes en su forma y en su contenido.

En esta entrada hablaré del segundo de los tres volúmenes en los que se fraccionó en su edición en español. Y que para mi gusto es el de mayor calidad. Se trata de 11 relatos, con un nuevo prólogo de Ellison escrito en 1969, que en esta ocasión ya no se limita a anticipar la revolución que en la primera entrega auguraba iba a suponer su publicación, sino que reflexiona sobre lo acertado de sus previsiones con una frase lapidaria: "hemos conseguido finalmente esa revolución". Además, nos descubre cómo "el libro abrió la puerta, con su popularidad y controversia, a todo un torrente de antologías originales, con la intención de eludir las estrecheces de miras de muchos directores de revistas de ciencia-ficción". Aparte de mencionar el orgullo con el que todos los escritores que participaron se referían a su colaboración en este proyecto.

Entre los 11 escritores de este segundo volumen se incluyeb 5 autores clásicos del género y 6 nombres menos conocidos por el lector de ciencia-ficción en español. De los conocidos, el primero que nos encontramos es el carismático Philip K. Dick, un autor capaz de desenvolverse también en los relatos como en las novelas, que en "La fe de nuestros padres" proporciona uno de los mejores momentos de la antología, partiendo de un mundo en el que los países de más allá del Telón de Acero han ganado la guerra fría y el Partido controla todos los aspectos de la vida de sus ciudadanos. Un relato irreal, onírico, con su sello personal y, sobre todo, inquietante. Al que sigue el que a mi modo de ver es el mejor relato de la antología: en "El rompecabezas humano" el por entonces jovencísimo Larry Niven anticipa con una precisión escalofriante las implicaciones más sórdidas del tráfico de órganos, planteando una sociedad en la que a los condenados a muerte se les obliga a donar todos sus órganos como manera de compensar la deuda supuestamente contraída con la sociedad.

A continuación figura la aportación de otro clásico del género, el injustamente olvidado Fritz Leiber. "Voy a probar suerte" recibió los premios Hugo y Nébula al año siguiente de su publicación, premios en mi opinión un tanto gratuitos, pues es un relato sensiblemente inferior a los dos anteriores cuya mejor virtud es su cautivante atmósfera. El sexto relato es "Eutopía" de Poul Anderson, otro de los grandes momentos de esta entrega, en la cual el autor mezcla con éxito los conceptos de ucronía y universos paralelos, en un relato difícil a veces pero cautivador. Y el que cierra la antología es el que firma el quinto escritor clásico: Damon Knight ofrece en "¿Cantará el polvo tus alabanzas?" una visión irregular, pero sin duda la más peligrosa del volumen.

En cuanto a los escritores menos conocidos, Howard Rodman abre la antología con "El hombre que fue a la luna... dos veces", uno de los relatos más flojos de esta segunda entrega, infantil y un tanto endeble. Joe L. Hensley aporta el quinto relato, "El Señor Randy, mi hijo", un cuento con demasiados saltos y sólo algunos retazos de calidad. David R. Bunch contribuye con dos relatos dispuestos consecutivamente: "Incidente en Moderan", el séptimo relato de la entrega, es sin duda el peor, totalmente disparatado y carente de sentido. Aunque apenas nada mejor se puede decir de "La escapada", también rozando el absurdo. Afortunadamente el siguiente relato, "La casa de muñecas", de James Cross (un escritor ajeno al ámbito de la ciencia-ficción) es la sorpresa de la entrega, una interesante actualización de un mito antiguo, desde luego poco científica pero absorbente y muy bien escrita. Y Carol Emshwhiller aporta la visión femenina en "El sexo y/o el Señor Morrison", un relato extraño y carente de ciencia pero atrevido en cuanto al tratamiento del sexo.

En suma, cuatro relatos maravillosos y otros cuatro inferiores pero de un nivel más que aceptable para los parámetros del género hacen de esta entrega una lectura recomendable. Les espero en mi revisión del tercer volumen de la antología.

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