sábado, 14 de mayo de 2022

"Viaje a los efímeros" (1958). Agustín de Foxá

Con la presente entrada continúo con las reseñas de las obras más significativas de los principales escritores que han escrito ciencia-ficción en España. Como ya avisé al iniciar este apasionante recorrido, dada la escasez y la singularidad de la producción literaria española, no me voy a limitar solamente a novelas de extensión ordinaria, sino también a novelas cortas, o incluso a relatos. Es el caso de "Viaje a los efímeros", de Agustín de Foxá, que leí como parte del libro "Historias de ciencia ficción. Relatos, teatro, artículos", y de la que les voy a hablar hoy. La he seleccionado porque considero que es la obra de Foxá que mejor se ajusta a lo que entendemos actualmente por ciencia-ficción. Algo que seguramente resulte una sorpresa para algunos de los seguidores de este humilde blog, quienes tendrán referencias de Foxá como un escritor rancio e incluso denostado a causa de sus filiaciones políticas. Algo por desgracia aún habitual en nuestra crítica literiaria, y que como ya adelanté al iniciar este recorrido, no me parece una forma racional de evaluar la producción artística de nuestro país. Así que propongo obviar que Foxá fuera uno de los autores de la letra del "caralsol", además de un convencido falangista, y disfrutar de una de las primeras obras españolas que se podría inscribir con naturalidad en cualquier antología de relatos internacionales de ciencia-ficción de los años cincuenta.

Buen conocedor de la mejor ciencia-ficción anglosajona, el relato parte de la idea expuesta por Herbert George Wells en "El nuevo acelerador" (1901), consistente en contraponer dos velocidades temporales con el objeto de reflexionar sobre el hombre y su historia. Algo que refleja perfectamente su título. Se trata de un cuento relativamente largo para lo que cabría esperar, ameno, estructurado a partir de una serie de acontecimientos que suceden ante los ojos del lector, con una prosa que rehúye de los excesos barrocos de otras obras del autor, y la suficiente dosis de diálogos para mantener la atención del lector. En él, Foxá nos da a conocer la isla de Efímera, habitada por unos seres humanos irresimiblemente condicionados por un tiempo que avanza miles de vecea más deprisa que en el espacio convencional. A esta sugerente premisa debemos añadir que, en cierto modo, Foxá anticipa la "New Wave" que tan poderosamente influiría en el género una década más tarde, al focalizar las consecuenciaa de lo presentado en el crecimiento interior y en las reflexiones sobre la finitud de la vida de Miguel y de Catalina. Y que, además, permite al escritor parodiar la historia humana caricaturizando algunos de sus pasajes más oscuros y sus errores más notorios.

A pesar de esos aciertos, debo reseñar que el componente científico está poco conseguido, y eso implica que la convivencia entre ambos tiempos chirríe por todas partes: se pretende que en treinta y dos horas los protagonistas pueden interaccionar con los Efímeros hasta el grado de tener historias de amor con ellos. Y que en tan breve lapso los Efímeros viven vidas tan repletas de acontecimientos como las de los humanos del tiempo convencional. Es una pena que esta parte flojee, porque si este enfoque hubiera sido más acertado, podría haber sido un gran relato. Por lo cual recomiendo su lectura a interesados en conocer cómo se consolidó el género en nuestro país, pero no al aficionado en general.

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