Una entrada más continúo con la reseña de alguna de las más reconocidas novelas de los principales escritores británicos de ciencia-ficción. Nos adentramos ya en la década de los setenta, en pleno auge de la New Wave, periodo durante el cual fraguó su carrera Christopher Priest, uno de los más laureados escritores de su país, y que ya ha aparecido en varias ocasiones por este humilde blog. Razón por la cual hoy voy a hablarles de "Fuga para una isla", la segunda novela que publicó. Y que a pesar de la perceptible inmadurez de su autor a la hora de elaborarla, es ya una novela intensa, coherente y altamente especulativa, aunque en mi opinión excesivamente deudora de esa New Wave a la que aludía antes.
Resulta innegable que los postulados de esta corriente regían para Priest cuando escribió esta obra. Sólo así puede comprenderse la singular estructura de la novela, una sucesión de unos cuantos episodios en la vida del protagonista, que son presentados sistemáticamente de manera inconexa. Estructura que exige un encomiable esfuerzo por parte del lector, y que a mi modo de ver repercute negativamente en el disfrute de la obra. También se percibe la New Wave en la excesiva atención que presta Priest a las inquietudes sexuales de Whitman, en el detalle de que no se concreta la época (sólo sabemos que todos los acontecimientos narrados suceden en unos dos años), y en muchos casos tampoco el lugar, o en el hecho de que, aparte de la verosimilitud, el componente científico no está demasiado cuidado.
Pese a estos notables defectos, el escritor ya exhibe el talento que perfeccionaría en posteriores obras, y que contribuye decisivamente a que la impresión global del libro sea favorable. Por ejemplo, se trata de una novela corta en extensión, pero muy bien aprovechada, ya que todo se centra en Alan Whitman, su protagonista. La credibilidad es el pilar que sustenta la obra: la hipótesis de partida es inquietantemente creíble, el proceso gradual de la invasión también se antoja verosímil, la aparición de diversos bandos (Secesionistas, Nacionalistas, Refugiados, Naciones Unidas, otras fuerzas internacionales) es creíble, así como el neofascista partido en el poder (Tregarth)... Hasta los detalles formales y personales que describe el autor resultan creíbles.
Las dotes de Priest como narrador se ponen de manifiesto a lo largo de las páginas, destacando una prosa clara, concisa y expresiva, que atrapa a lector. Además, el autor sabe reflejar las atrocidades de la guerra: toda su crudeza, las barricadas, el miedo latente, la alteración de la vida cotidiana... Algunos episodios como la supervivencia de la familia en la campiña, o la carencia de gasolina, son particularmente perturbadores. Otro acierto que a mi modo de ver realza la obra es la precisión de las relaciones entre el protagonista y los personajes principales: Lateef, el astuto y valiente jefe de los refugiados; e Isobel y Sally, una esposa y una hija completamente verosímiles.
Para terminar, citar otros defectos menores que explican por qué ésta no sea una de las obras de cabecera de Priest. El primero, el título: no existe tal fuga del Reino Unido, ni nada que se le parezca. El segundo, que salvo que la narración en realidad transcurriera justamente en la década de los ochenta del siglo pasado, la ausencia de referencias a nuevos avances tecnológicos y utensilios electrónicos que deberían haber sido cotidianos es total. Y el tercero, el final: por una parte esperable, por otra muy seco, y por encima de todo, nada concluyente. Recomendable en todo caso si las novelas más reconocidas del británico nos dejaron con ganas de más.
Un apasionado de la literatura de ciencia-ficción y escritor a tiempo parcial que dedica parte de sus escasos ratos libres a compartir su pasión con el resto de aficionados.
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