Una nueva entrada continúo reseñando las novelas ganadoras o nominadas a los Premios Nébula durante la década de los noventa que aún no hubieran tenido una entrada independiente en este humilde blog. Le ha llegado a la oportunidad a "Paz interminable", una de las novelas más conocidas del escritor estadounidense Joe Haldeman, ganadora del Premio Nébula correspondiente a su año de publicación. Que es también una de las que más confusión genera, porque el título (tanto en inglés como en español) parece dar a entender que se trata de una novela de la misma saga que "La guerra interminable", su novela más famosa. Pero como ya tuve la oportunidad de señalar cuando reseñé aquella, no estamos ante una secuela o una precuela de la misma: ambas novelas simplemente comparten marco de referencia, pero en la práctica podemos afirmar sin equivocarnos que son dos novelas independientes. Y ambas con múltiples galardones, aunque personalmente prefiero "La guerra interminable". Y es que "Paz interminable" es una novela difícil de clasificar, que parece de guerra, luego de relaciones personales, más tarde científica y al final resulta ser un thriller. Con un puñado de buenas ideas, pero también con algunos defectos apreciables. Y un tanto fría.
El mayor defecto es precisamente esa inconcreción argumental, que descoloca a un lector que, en parte por el título, en parte por las primeras páginas, espera una novela bélica, pero que ve cómo el componente bélico desaparece tras los primeros capítulos. No sólo eso; el plan para humanizar a la humanidad (valga la redundancia) y terminar con la guerra entre la Alianza y los Ngumi, que en realidad es el eje sobre el que orbita la trama, no se plantea hasta la mitad del libro, lo que provoca que las primeras doscientas páginas resulten, vistas en perspectiva, demasiadas.
Además, los acontecimientos de la segunda mitad de la novela se salen poco de lo esperado, y el escritor necesita recurrir in extremis a personajes y organizaciones de las que nada habíamos sabido hasta entonces (como Gavrila, Blaisdell, o el Martillo de Dios). Tampoco el estilo (intercalando la tercera persona y la narración en primera persona del protagonista, Julian Class, y sin capítulos claramente diferenciados, ni títulos, ni siquiera con referencias temporales suficientes) juega a favor del lector. Que se ve obligado por ende a afrontar una violencia y una crueldad esperable en Haldeman pero probablemente excesiva.
A cambio, Haldeman caracteriza con habilidad su pareja protagonista (Julian y Amelia Harding), nos presenta un año 2043 muy verosímil desde el punto de vista social (con las diferencias entre el primer y el tercer mundo ahondadas por las casi mágicas naonfraguas), y durante la segunda mitad convierte su novela en un thriller de ritmo rápido que atrapa al lector. Por otra parte, muchas de las ideas propuestas se apoyan consistentemente en el elemento científico: el colosal Proyecto Júpiter, los Soldaditos controlados remotamente (con los que la Alianza combate al enemigo sin apenas sufrir bajas), y sobre todo los conectores cerebrales con los que los controlan, cuya extrapolación para primero acceder a la mente de otras personas y más adelante humanizarlas, da lugar a las mejores especulaciones de la novela.
Así que aunque el desenlace resulte un tanto increíble, y pese a la violencia final que se apodera de Class, la novela se deja leer, y nos brinda algunas buenas reflexiones. Aunque como adelantaba al principio de la reseña no me parece un clásico, y creo que en 1998 se publicaron novelas mejores.
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