miércoles, 31 de agosto de 2011

#8 Ubik (1969). Philip K. Dick



Si por casualidad Vd. no conoce a Philip K. Dick, es obligatorio empezar señalando que fue uno de los escritores con más personalidad no ya de la ciencia-ficción, sino de toda la literatura del s. XX. Una literatura compleja, que en mi opinión cumple todos los requisitos para ser considerada ciencia-ficción (ambientación en sociedades futuras o extraterrestres, presencia de avances científicos, elucubraciones sobre la evolución del género humano, fascinación por las novedades...), pero que lleva al género un paso más allá al cuestionar habilmente la realidad mediante alucinaciones, sueños, drogas y un largo etcétera.

Esta novela es el mejor exponente de ese cuestionamiento de la realidad. Su punto de partida es que los muertos pueden alargar artificialmente su existencia en una especie de semivida, en la que comparten una misma realidad. Así, cuando uno de los protagonistas (Glenn Runciter) fallece víctima de una trampa en la luna, el otro (Joe Chip) comienza progresivamente a cuestionarse quién ha fallecido realmente, y conforme la atmósfera que lo rodea se vuelve cada vez más opresiva la utilización del Ubik se erige en la única salida posible.

Desde el comienzo Dick hace gala de sus incuestionables cualidades literarias, pues a pesar de lo complicado del argumento es capaz de ponernos rápidamente en situación y de mantener nuestra atención con un acertado equilibrio entre diálogos y narración. A ello contribuye tanto la idea de comenzar cada capítulo con un enigmático anuncio de los productos Ubik, como la fisonomía surrealista, casi naif, de los personajes. Además, la especulación sobre la vida después de la muerte y las formas que tal vida podría adoptar es muy interesante.

Es cierto que cuando con el paso de los capítulos la trama se complica más y más, Dick renuncia a aclarar todos los frentes abiertos y opta por sumirnos en un maremágnum de imprevisibles consecuencias (y que aparentemente sólo él es capaz de comprender), el cual concluye con un final "a tono". Por lo cual es comprensible que haya quienes consideran excesivos los parabienes recibidos por esta novela. Mi opinión es que se trata, sin duda, de una obra delirante, pero también cautivadora, siempre y cuando el lector esté dispuesto a dejarse llevar y no a intentar comprender en su totalidad lo narrado por el escritor. Quizá me parezca más reseñable otro defecto: lo formidablemente avanzada que está la sociedad de 1992, incluso con colonias en la luna. Pero en todo caso pienso que es una lectura imprescindible, y que si es del gusto del lector le abrirá la puerta al personalísimo mundo dickiano.

2 comentarios:

  1. El argumento de esta novela me parece que es la base de películas como Matrix, Paprika o Inception.

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  2. Gracias por tu comentario. Philip K. Dick es uno de los escritores más influyentes del género, por lo que es posible que sea como dices.

    En todo caso, no sigo apenas el cine de ciencia-ficción, porque me parece que el formato cinematográfico conduce casi siempre a un tratamiento notablemente más superficial del género que el que permite la literatura, por lo que no lo puedo confirmar.

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