Hoy les traigo una nueva reseña de la saga "The Expanse" como parte de mi recorrido en orden cronológico por algunas de las sagas más relevantes para el lector en español, el cual llevo realizando desde hace ya un año. En concreto, se trata de "Los Juegos de Némesis", la quinta novela de esta exitosa saga de los escritores estadounidenses Daniel Abraham y Ty Franck (es decir, de James S. A. Corey). La cual alcanzó finalmente un total de nueve títulos, todos ellos traducidos a nuestro idioma. La que hoy les presento es la entrega más singular que he reseñado hasta la fecha, puesto que, a diferencia de sus predecesoras, se dedica a indagar en las historias personales de su cuarteto protagonista (es decir, la tripulación de la Rocinante). Este planteamiento permite al lector conocerlos mejor, pero a costa de unas dosis de acción y de entretenimiento significativamente menores que las que ofrecían sus hermanas.
Esa mirada hacia dentro que desde su mismo comienzo plantean en esta novela Abraham y Franck, aprovechando las reparaciones a las que se está viendo sometida la Rocinante en la estación Tycho, se presenta como una siguiente etapa razonable en las historias personales de sus protagonistas, pero en seguida se vuelve forzada. Y es que los motivos por los que Álex, y sobre todo Naomi, terminan viajando por el Sistema Solar para revisitar su pasado resultan endebles e inverosímiles a partes iguales, pues resulta de todo punto inadmisible que no nos hubieran contado nada acerca de ellos en las cuatro novelas anteriores. Pero es que ni siquiera consiguen presentar esta diáspora de manera amena, dado que durante el primer tercio de la novela no sucede prácticamente nada. Un hecho particularmente chocante porque sucede justo cuando la trama de la saga había quedado interrumpida en el punto en el que se iniciaba el éxodo masivo de la humanidad a otros mundos gracias a "El Anillo". En otras palabras, un error de bulto en su planteamiento.
A esos enredos personales descafeinados, a esos interrogatorios que el cuarteto va realizando a personajes que en realidad apenas revelan nada, pero que nos van alejando gradualmente de la "space opera" de gran calado que cabría esperar, hay que añadirles, en el caso de la línea narrativa de Naomi, el recurso a un topicazo inesperado en una novela que había huido hasta ahora de ellos: el repentino surgimiento en la misma de su hijo, Filip, del que nada sabíamos. Y que resulta ser, además, nada menos que el fruto de su relación de adolescente con el líder de la revuelta que está asolando el Sistema Solar: Marco Inaros. Tanto la casualidad extrema que sustenta una situación así en un sistema solar tan vasto, como la previsible, reiterativa y hasta sensiblera sucesión de choques entre la típica madre arrepentida y el típico hijo dolido que, ante la falta de su madre, se ha esculpido a imagen y semejanza de su padre, lastran especialmente estos capítulos. Aunque tampoco la de Álex despierta mucho más interés, pues en cuanto avanza se revela poco más que una excusa para recuperar para la saga a la por otra parte interesante Bobbie Draper.
Todo lo anterior es una pena, porque la idea de reutilizar ese exitoso enfoque de novela coral que iniciaron por primera vez en la segunda entrega, recurriendo esta vez al cuarteto de la Rocinante, era original y hasta sensato. Y el detalle adicional de rescatar para la misma a muchos de los grandes personajes secundarios de otras novelas (Clarissa Mao, Monica Stuart, Chrisjen Avasarala, Fred Johnson...), una manera de seguir cohesionando las saga y al mismo tiempo abundar en virtudes pretéritas. Pero aquí las cuatro líneas tardan casi tanto en converger como en arrancar, lo que exige durante centenares de páginas un esfuerzo extra de retentiva por parte del lector, y deja el disfrute casi en exclusiva a lo que cada una de ellas le pueda ofrecer de manera aislada. Por lo cual los vaivenes en cuanto a intensidad y relevancia que aquejan a varias de ellas provocan que el resultado se resienta.
Cuando la novela alcanza su tercio final las cuatro líneas por fin van convergiendo, y el lector descubre que sí que había una trama de alcance galáctico de la que disfrutar similar a la de otras entregas. De suerte que durante algunos capítulos de ese tramo la novela recuerda en su forma y en su capacidad de entretenimiento a sus predecesoras. Especialmente en la línea narrativa de Amos y Clarissa, con una apocalíptica Tierra que encerraba todo un filón de recursos argumentales muy poco aprovechado por los autores. Desgraciadamente, tras casi cuatrocientas páginas ya tarde para que el libro remonte el vuelo. Algo que tampoco sucede en sus páginas finales: el desenlace que crean Abraham y Franck es el más corto y de menor tensión de toda la saga, el final es poco más que un reencuentro de los protagonistas sin que se cierre ningún frente, e incluso ese epílogo que pretende volver a engancharnos con las aventuras estelares de las próximas entregas se nos presenta de manera confusa y poco inspirada.
Pese a todos estos defectos, los seguidores de la saga pueden seguir disfrutando en "Los Juegos de Némesis" de muchas de sus virtudes. Desde las relativas al componente literario (los capítulos cortos, las descripciones sintéticas y precisas, la abundancia de diálogos, la riqueza de puntos de vista...), pasando por las concernientes al elemento científico (los efectos de la gravedad, de la ausencia de oxígeno, la pericia en el trazado de órbitas, la exposición a la radiación, las vulnerabilidades en el software...) hasta llegar a las derivadas de su excelente ambientación en los distintos planetas, satélites, estaciones artificiales y naves espaciales. Sin olvidar los singulares aspectos especulativos de esta quinta entrega (los cambios en las sociedades del Sistema Solar provocados por "El Anillo", el reajuste del equilibrio de las distintas fuerzas planetarias, la familia sanguínea frente a la familia elegida...). El elemento de misterio también sigue aquí presente hasta el final (esas naves que desaparecen sin explicación racional), así como los giros humorísticos y las situaciones límite. Por lo que, cuando terminé la lectura, tuve la esperanza de que esta entrega no pasase de ser un punto de inflexión introspectivo para coger fuerzas de cara a los eventos "externos" de las novelas restantes de la saga. Así que en mi siguiente entrada les revelaré si ése fue el caso y, por lo tanto, buena parte de los defectos de esta novela fueron comprensibles y hasta disculpables.
Un apasionado de la literatura de ciencia-ficción y escritor a tiempo parcial que dedica parte de sus escasos ratos libres a compartir su pasión con el resto de aficionados.
jueves, 26 de junio de 2025
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"Los Juegos de Némesis" (2015). James S. A. Corey
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