Interrumpo nuevamente mi recorrido por los escritores británicos de ciencia-ficción más relevantes a causa de una triste e inesperada noticia: la semana pasada falleció, a los 73 años de edad, Miquel Barceló García. Muchos medios de comunicación se han hecho eco de la noticia, pues no en vano fue, en mi humilde opinión, el mayor divulgador de la literatura de ciencia-ficción en España. Y en particular, la persona que consolidó mi pasión por el género cuando aún estaba abandonando mi adolescencia. Así que me parece justo dedicarle una reseña a modo de homenaje.
Nacido en Mataró (Barcelona), fue un lector compulsivo de ciencia-ficción desde que en su infancia tropezó con una de las novelas menos conocidas de Robert A. Heinlein. Ingeniero aeronáutico de formación, doctor en Informática y diplomado en Energía Nuclear, fue también durante muchos años profesor de la Universidad Politécnica de Cataluña, así como divulgador científico. Compaginada siempre con esta brillante trayectoria profesional, Barceló mantuvo una intensa dedicación al género, primero como editor aficionado, luego como editor profesional, y finalmente como autor. De hecho, su prestigio en el género traspasó nuestras fronteras, como lo prueba que fuera durante muchos años miembro de la Sociedad Norteamericana de Ciencia Ficción y la Sociedad Mundial de la Ciencia Ficción.
Otro de sus logros en el ámbito de la literatura de ciencia-ficción fue la creación del Premio Internacional UPC de Ciencia Ficción, un premio prestigioso de periodicidad bienal que se entrega desde el año 1991, y que han recibido grandes nombres internacionales del género. Además, se atrevió a adentrarse en la literatura de ciencia-ficción como escritor, con novelas como "Testimoni de Narom" (1998), "El otoño de las estrellas" (2001), y más recientemente con "El tríptico de Dios" (2014), las tres junto a Pedro Jorge Romero. Asimismo, publicó diversos ensayos relacionados con la ciencia y la ciencia-ficción.
Pero sobre todo será recordado por dos hitos fundamentales. En primer lugar, por su colección Nova ciencia-ficción, la más longeva y fecunda en el género en España, con más de doscientos títulos publicados durante los últimos treinta y cinco años, que aún sigue activa, y en la que han encontrado cabida tanto clásicos indiscutibles que habían permanecido ignotos para el lector en español (entre ellos "La nube negra", de Fred Hoyle, mi novela de ciencia-ficción favorita de todos los tiempos), como muchos de los grandes nombres de las últimas tres décadas. Y, en segunda lugar y directamente vinculado a su anterior logro, por sus guías de lectura sobre ciencia-ficción, publicadas en dicha editorial: en 1990 la casi mítica "Ciencia ficción: Guía de lectura", y en 2015 "Ciencia Ficción. Nueva guía de lectura", revisión y actualización de la anterior. Ambas absolutamente recomendables para quienes deseen adentrarse en este apasionante mundillo.
La guía de lectura original cayó en mis manos allá por 1992, cuando apenas había leído un puñado de novelas de Wells, Huxley y Asimov, pero ya me sentía profundamente atraído por una literatura tan cautivadora y diferente a todo lo que había leído hasta entonces. Pero sin internet ni posibilidad de viajar a países anglosajones, mis opciones de profundizar en el género estaban profundamente limitadas. Por ello, la lectura de la guía fue como una apertura al mundo similar a la que todos experimentamos cuando por fin podemos conectarnos a la red después de haber estado aislados en un lugar sin cobertura durante un tiempo: el mundo que se extendía ahí fuera era apasionante. Pero lo bueno es que Barceló había sabido orientarlo para que el lector en español pudiera descubrirlo, sin necesidad de buscar títulos y guías en otros idiomas.
Durante años seguí consultando regularmente la guía, tanto que cuando vio la luz "Ciencia Ficción. Nueva guía de lectura", aún seguía recurriendo a ella, por lo que me hice en cuanto pude con esa nueva revisión, que poco después reseñé en este humilde blog. Como suele suceder en estos casos, la revisión, aun convenientemente actualizada con lo esencial del género en el último cuarto de siglo, me causó un impacto menor, y me pareció que las posiciones y opiniones de Barceló se habían radicalizado un tanto (algo que, por otra parte, nos suele suceder a casi todos conforme vamos cumpliendo años). Aun así, se trató de una obra necesaria, que inesperadamente ha servido de colofón tan sólo unos años más tarde a una vida de pasión por el género como pocas en España. Ojalá si hay algo más allá de la muerte se parezca a algunos de los miles de títulos que Barceló leyó, comentó y recomendó. Se lo merecería. Descanse en paz.
Un apasionado de la literatura de ciencia-ficción y escritor a tiempo parcial que dedica parte de sus escasos ratos libres a compartir su pasión con el resto de aficionados.
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