Al seleccionar "Mundo anillo" abandono la elección de novelas más o menos minoritarias y recupero una obra que no figura sólo entre mis favoritas, sino entre las de otros muchos cientos de miles de lectores. Es una novela sobre cualquier aficionado podrá encontrar multitud de referencias positivas, y en mi caso particular debo confirmar que respondió completamente a las expectativas que tenía depositadas en ella: ciencia-ficción plagada de disfrutables aventuras, especulaciones de primer nivel, multitud de aspectos tecnológicos, y un buen estudio de los personajes principales. Me gusta decir que podría pasar perfectamente por una de las mejores novelas del insigne Jules Verne... si éste hubiera vivido para seguir escribiendo en la segunda mitad del s. XX.
El comienzo, centrado en la elección de los personajes con Louis Wu a la cabeza, es no obstante algo lento, y no es fácil comprender los motivos reales de la expedición al enigmático mundo con forma de anillo. Eso sí, ya permite apreciar la valía de Niven a la hora de concebir diversas especies de extraterrestres y de elaborar la radicalmente evolucionada pero coherente Tierra del s. XXIX.
Justo cuando se ha completado el primer cuarto de la novela la expedición inicia su partida hacia el Mundo Anillo y la novela aumenta tremendamente de interés. En primer lugar, por la complejidad, la originalidad y la riqueza del Mundo Anillo, posiblemente el auténtico protagonista del libro. En segundo lugar, por la interrelación de los personajes, perfectamente estudiada para comprender los acontecimientos. Y en tercer lugar, por el continuo recurso a los más ocurrentes gags, explicados con un apabullante rigor científico. En todos estos capítulos hay momentos de gran altura (el descubrimiento de Zignamuclick-click, el Castillo aéreo, la trampa de policía...) junto con otros que sin llegar a resultar anodinos están más enfocados a la reflexión.
En cuanto a los aspectos negativos, además del reseñado del comienzo, no me ha agradado el hecho de que, en una novela tan rigurosamente científica, se recurra a un concepto tan poco riguroso como la suerte de Teela Brown para justificar prácticamente todo. Y también he echado en falta algo más de vocación literaria (más recursos estilísticos, descripciones menos ambiguas, menos dramatismo) que podría haber aumentado la satisfacción del lector.
Para terminar, una breve mención del desenlace: tal vz algo precipitado y con dos nuevos personajes en los que el autor no profundiza demasiado, pero tan moralizante y positivo como cabría esperar en una novela verniana.
Y un último apunte: el éxito y la repercusión de la novela fueron tales que con el paso de los años Niven la ha ido ampliando hasta convertirla en una saga de cuatro volúmenes. Posiblemente en un futuro dedique una entrada separada a cada una de ellas, pero baste ahora anticipar que en mi opinión cada una de ellas baja un peldaño en cuanto a calidad y disfruta respecto a la primigenia. Eso sí, si realmente han disfrutado con Mundo Anillo, les resultarán novelas razonablemente entretenidas.
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